lunes, 6 de noviembre de 2017

INSYRIATED***
Título original: Insyriated. Director: Philippe Van Leeuw. Guión: Philippe Van Leeuw. Intérpretes: Hiam Abbass, Diamand Bou Abboud, Juliette Navis, Mohsen Abbas, Moustapha Al Kar, Alissar Kaghadou, Ninar Halabi, Mohammad Jihad Sleik. Productores: Guillaume Malandrin, Serge Zeitoun con Altitude 100 Production, Liaison Cinematographique. Fotografía: Virginie Surdej. Música: Jean-Luc Fafchamps. País: Bélgica-Siria. Año: 2017. Duración: 85 min. Público: Adultos.



Oum Yazan (Hiam Abbass), madre de tres hijos, atrapada dentro de su casa en la ciudad sitiada de Damasco, convierte su apartamento en un puerto seguro para su familia y vecinos, tratando de protegerlos de la guerra. Cuando las bombas amenazan con destruir el edificio, los francotiradores convierten los patios en zonas mortales, y los ladrones entran a reclamar sus terribles recompensas, mantener el equilibrio de la rutina dentro de las paredes se convierte en una cuestión de vida o muerte.

Un conflicto real que genera dramas reales, es el retrato que ofrece el director belga Philippe Van Leeuw a través de este drama claustrofóbico que hace que nos pongamos en el pellejo de las personas que día a día deben resistir al absurdo y al sinsentido de la guerra. La protagonista, una madre coraje, con su marido atendiendo a heridos y fuera de su casa, haciéndose cargo de su suegro anciano, sus tres hijos y un matrimonio vecino con su bebé al que bombardearon su casa. Atentos a cualquier ruido, a cualquier tiroteo, a cualquier signo de allanamiento de morada. Con la muerte a tus espaldas o de cara en cualquier segundo, asaltados por el miedo a cada paso. La tensión se puede cortar a cada segundo, y el ritmo logra mantenerse en todo el metraje.



Este drama tenso, perturbador y oportuno tiene lugar en tan solo unas pocas horas. Es incómodo e inquietante, ya que la batalla mayormente invisible para el espectador, se desata afuera. Al frente de la casa, Oum Yazan (Hiam Abbass), hace todo lo que puede dentro para mantener la vida y las tareas por el bien de su familia, su seguridad, su protección, su aprovechamiento del tiempo para que no se estanquen en la guerra. Insyriated muestra parte del conflicto -dentro de él, como hace alusión el título, un tanto críptico-, de origen complejo y ya demasiado mantenido en el tiempo por parte de los poderes políticos y los actores de esta terrible guerra; la parte doméstica y más personal: la resistencia de los civiles, de una manera inmediata y terriblemente convincente.



Philippe Van Leeuw trata en esta película de la "invasión del hogar", una subestrategia de maldad, subproducto de una guerra cruel y devastadora. Una desgarradora y breve historia que no podría ser más oportuna a causa de los traumas que afligen actualmente al pueblo sirio. Insyriated presenta una excelente actuación de aplomo, valentía y sensatez por parte de Hiam Abbass dirigiendo un elenco de conjunto multigeneracional, rodada en su totalidad, salvo una breve secuencia culminante, en un solo apartamento durante el transcurso de un día. El primer disparo que vemos, de un patio utilizado como aparcamiento, es una vista desde arriba, desde el piso de Oum Yazan (Abbass), una mujer cuya familia es la última en habitar un bloque que ha sido desocupado mientras la batalla se desarrolla fuera.


Una historia inquietante, en ocasiones muy dura, llena de secuencias de heroismo, acerca de lo que pueden estar viviendo, hoy y ahora, nuestros hermanos sirios.

lunes, 16 de octubre de 2017

EL JARDIN DE JEANETTE***

Título original: Una vie. Director: Stéphane Brizé. Guión: Stéphane Brizé, Florence Vignon (basado en la novela homónima de Guy de Maupassant). Intérpretes: Judith Chemla, Jean-Pierre Darroussin, Yolande Moreau, Swann Arlaud. Productora: Mylena Poylo y Christian Sacuto. Fotografía: Antoine Héberlé. Música: Olivier Baumont. País: Francia-Bélgica. Duración: 119 min. Año: 2016. Género: Drama. Público: Adultos.


Estrenada en el Festival de Venecia de 2016, y ganadora del Premio FIPRESCI 2016, El jardín de Jeannette es la nueva película de Stéphane Brizé basada en la novela de Guy de Maupassant ambientada en la Normandía de 1819, donde una joven mujer heredera de su fortuna familiar se enfrenta a un amor desgraciado y a las imposiciones sociales de su época, desde su juventud hasta su madurez amarga. Jeanne (interpretada por Judith Chemla) es una joven llena de sueños infantiles e inocencia cuando regresa a casa tras acabar sus estudios en un convento. Se casa con un vizconde local, Julien de Lamare, que no tarda en mostrarse como un hombre miserable e infiel así que, poco a poco, las ilusiones de Jeanne se desvanecen.

El jardín de Jeanette habla del despertar a un mundo desconocido, de las ganas de vivir una vida plena llena de amor, de la pureza de ideales y de cómo se van marchitando sus esperanzas de ser feliz, más preocupada por lo infinito que por la vida tangible, descubre que su marido lejos de amarla eternamente, irá minando su moral y su espíritu por sus continuas infidelidaes. El análisis romántico tardío lleno de crudeza y de melancolía, es típico de Guy de Maupassant. 



Empieza el tormento y la sequía que azota el jardín de Jeanne, donde se cuelan los demonios románticos que han condenado y perseguido a tantos personajes en la literatura. Jeanne comparte este sino de desgracia, el de una protagonista abnegada que arrastra con tristeza las mentiras y el sufrimiento con el que tiene que lidiar. Así, Sthéphan Brizé (La ley del mercado) se detiene a palpar la soledad, dilatando el tiempo sin perder un ápice en la presión existencial que rodea a Jeanne.

La narración está hecha de detalles de pureza estética visual y auditiva: gotas de lluvia en las ventanas, sol cálido de la primavera, crepitar del fuego, aullar del viento o de las olas en invierno. Muchas veces, calla y se permite escuchar la respiración de su personaje protagonista, su ansiedad y sus lamentos. De hecho, la mayoría del tiempo la cámara permanece estática y hay contados movimientos. Brizé crea de esta manera una atmósfera de gran intensidad, luminosa pero a la vez asfixiante, con ansías de hallar paz pero sin poder despojarse de lo melancólico.

La acción se contiene mucho alrededor de Jeanne, sobreviviendo a base de pequeñas elipsis y saltos al pasado y al futuro bien llevados. Ganadora del Premio FIPRESCI del Festival de Venecia de 2016, El jardín de Jeanette es un delicado retrato de la decepción de alguien que mira el mundo con ojos ajenos a la realidad.

“En el cerco doméstico de la ventana existe también un anuncio de una prisión femenina, que puede llegar a alcanzar aliento trágico”, escribía Jordi Balló en su libro Imágenes del silencio (Anagrama) a propósito del motivo visual de la mujer colocada frente a una ventana. En El jardín de Jeannette -la adaptación de Una vida, primera novela de Guy de Maupassant, que propone Stéphane Brizé- la imagen, en penumbra, de la actriz Judith Chemla, asomada a la ventana con gesto melancólico, se convierte en un motivo recurrente a lo largo de todo el metraje. Una nota única e insistente que refuerza esa de idea de cárcel femenina que va mucho más allá de la claustrofobia matrimonial: a Jeanette no solo le oprimirá la política doméstica de austeridad de un marido infiel, sino, también, los condicionamientos de clase cuando dicha clase social está de capa caída, una educación que no contempla actividades demasiado emancipadas para el sujeto femenino y, también, un amor maternofilial que acabará abriendo la puerta a una forma de parasitismo afectivo y económico.


Brizé decide aplicar sobre Jeanette la doble condena de encerrarla en un ancho de pantalla de formato académico (4:3) que refuerza la sensación de claustrofobia. Lo relevante va a ser la elocuencia del gesto del actor, transmitir al espectador la impresión de que se ha infiltrado en una realidad viva y orgánica –algo que estaba ahí, que no se ha construido para el objetivo de la cámara- y, ocasionalmente, subrayar detalles sensoriales, como ese dobladillo del vestido manchado de barro.

El jardín de Jeannette opta por un modelo de narrativa fracturada y elíptica, original en los recursos conmovedores del zoom de la cámara: las manos, los rostros, etc, periódicamente asaltada por el recuerdo de un luminoso paraíso perdido o la anticipación de la caída y el aislamiento.

domingo, 1 de octubre de 2017

CINE DE OTOÑO: IRRATIONAL MAN, DE WOODY ALLEN***

Título original: Irrational Man. Director: Woody Allen. Guión: Woody Allen. Intérpretes: Joaquin Phoenix, Emma Stone, Parker Posey, Joe Stapleton, Jamie Backley. Productora: Gravier Productions. Fotografía: Darius Khondji. Año: 2015. País: EE.UU. Duración: 96 min. Género: Tragicomedia. Público: Adultos.



Un cuarentón profesor de Filosofía en plena crisis existencial y racional llega a una Universidad de la costa Este (Rhode Island) para recomenzar su vida docente. Su sensación es que todo lo que ha intentado hacer en la vida -activismo, docencia, amor- le ha salido mal. Si esta película no fuera de Woody Allen seguramente no tendría la marca de sus recurrentes temas, y de su universo cínico y amoral, que sacude por dentro y te hace replantearte por qué y para qué actúas. 




Me sorprende siempre la capacidad de Woody Allen de describir la propensión al autoengaño del ser humano; pero es que esta vez propone dilemas envueltos en la verborrea racionalista de un conocedor de la historia del pensamiento y de alguno de sus principales autores, un profesor universitario de Filosofía (que en sus clases expone ideas de Kant, la capacidad moral y la mentira; de Nietzche y la voluntad de poder; de Heidegger y el vitalismo existencial del autor de Ser y Tiempo, de Kirkegaard, de la poeta Emily Dickinson; del nihilismo relativista...). Resulta perfecta a elección de Joaquin Phoenix para este papel, en el que se acentúa su propensión a beber whisky y a la promiscuidad, su desprecio por la vida y su desinterés por algo que no sea él mismo.

Una problemática de "rich white man", de un hombre blanco privilegiado pero insatisfecho y que se queja de la vida; junto a la pirueta mental al servicio de lo inverosímil y la ausencia de pregunta por la ética.

 
                     Joaquin Phoenix es el profesor Abe Lucas

Enseguida comienza una relación con una profesora casada y frustrada en su matrimonio, y a la vez con su alumna más brillante (Emma Stone), sin ilusión por nada hasta que un acontecimiento, una acción decisiva le devuelve la adrenalina que perdió y su interés por la vida (la suya, claro).

                 Joaquin Phoenix (Abe Lucas) y Emma Stone (Jill Pollard) 

Pero el "acontecimiento" es un asesinato, no cualquier acción banal e inocua. Y aquí se despliega todo un abanico de reacciones en torno al personaje y a su desapegado desdoblamiento con respecto a la responsabilidad de sus actos, a su doble moral y a su narcisismo patológico. Por un lado una justificación donde la razón se pone al servicio de una razonamiento perfecto y una acción perversa.

Un argumento que tiene su hilo conductor con otras películas del realizador neoyorkino como Delitos y faltas (1989), Maridos y mujeres (1992), Misterioso asesinato en Manhattan (1993), El sueño de Cassandra (2007)y Match Point (2006). Todo ello acompañado de los diálogos sorprendentes e ingeniosos y de una música que subraya el contraste entre lo intrascendente y lo verdaderamente trascendente.

                    Joaquin Phoenix (Abe) y Parker Posey (Rita Richards)

¿Hasta dónde estaría dispuesto a llegar? ¿Tiene que alertarte alguien desde fuera para salir de una maraña ficticia e irracional que autojustifica tus malos actos? ¿Por qué llega un momento en que ni tu propia conciencia funciona? Decisión, culpa, relato o auto-relato, acción y libertad, responsabilidad y verdad.

Tráiler y póster español de 'Irrational Man', lo nuevo de Woody Allen

domingo, 10 de septiembre de 2017

CHURCHILL***

Interesante análisis psicológico de uno de los políticos más completos en vísperas al Día D.




«Por fin ha llegado el día D y la hora H. La invasión era inevitable, pues ‘solo en los campos de batalla de Europa se puede vencer a Alemania’». El desembarco de Normandía fue una operación que mantuvo atareados a los aliados durante dos largos años de minuciosas y secretas preparaciones. Todos los esfuerzos diplomáticos y de espionaje añadidos fueron pocos. Un dispositivo sin precedentes en la historia militar en el que el más mínimo fallo de coordinación habría significado una derrota de dimensiones históricas que habría supuesto que Hitler tuviera la posibilidad de una victoria final en la IIGM, y tras el que se escondía un Churchill desconfiado. «No estaba convencido de que ese fuera el único modo de ganar la guerra», declaraba el primer ministro británico durante la noche del 6 de junio de 1944. Winston Churchill, la esperanza británica, el doblemente elegido Primer Ministro de Inglaterra, estaba convencido de que lo despertarían de madrugada para comunicarle el desastre, pero no fue así. Sí que interrumpieron el sueño de Franklin D. Roosevelt a las 3 de la madrugada para informarle de las primeras noticias del desembarco.



Esta película dirigida por Jonathan Teplitzky con guión de la historiadora Alex von Tunzelmann, desvela las 72 horas de vida del líder inglés antes del desembarco en Normandía. El director australiano presenta a Brian Cox como un Churchill gruñón, deprimido, atormentado por el fantasma de Gallipoli en la IGM. El primer ministro luchó en la IGM y llevó a sus tropas hasta Turquía para conquistar la capital otomana de Constantinopla (la actual Estambul). El control de los estrechos hubiese permitido a Francia, Reino Unido e Irlanda revitalizar al Imperio ruso y encerrar a los imperios centrales (el alemán, el austrohúngaro y el otomano). Sin embargo, los aliados no consiguieron penetrar por sorpresa en el territorio otomano y fracasaron en las sucesivas ofensivas, con un resultado de unas 250.000 bajas por cada uno de los dos bandos.La sangre de los soldados jóvenes torturaba y perseguía a Churchill.


Atormentado con este recuerdo, Churchill se obsesiona con la idea de que la llamada "Operación Overlord" pese a lo positivo de su nombre, va a ser una simple repetición de Gallipoli. Incluso después de que hubiese tomado la decisión de emprender un desembarco a través del Canal de la Mancha, el primer ministro británico apostó por otras iniciativas militares que finalmente fueron afortunadamente descartadas. Mientras, los generales George C. Marshall (EE.UU.) y sir Allan Brooke (Gran Bretaña) y los comandantes en jefe de ambos ejércitos, Bernard Montgomery y Eisenhower, contaban con una gran ventaja gracias a la confusión que crearon en el mando alemán haciéndole creer que el desembarco se realizaría en Pas de Calais. Lo consiguieron gracias a una multitud de maniobras de contraespionaje y lanzando papeles de aluminio más al este para confundir a los radares nazis.

Pese a las reticencias y discrepancias de Churchill expresadas a los altos cargos como el propio Roosevelt o Eisenhower, el 5 de junio, la BBC retransmitió el segundo verso de un poema de Paul Verlaine:

«Los largos sollozos de los violines del otoño / hieren mi corazón con una monótona languidez».

Era la señal. La tormenta aliada estaba preparada para lanzarse sobre los 70.000 soldados alemanes que aguardaron cerca de las costas francesas. Los soldados tocaron las orillas de cinco playas distintas, cuyos códigos respondían a los nombres de Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword. El desembarco se realizó en un área de 90 kilómetros de costa, entre Cherburgo y Le Havre. Mientras, en Gran Bretaña, esperaban tres millones más de soldados que cruzarían el Canal de la Mancha entre el 6 de junio y el 25 de agosto.

Brian Cox en el papel de Churchill y Miranda Richardson como Clementine Hozier, su esposa

«Durante la noche y las primeras horas de esta mañana he tenido lugar la primera de las series de aterrizajes en vigor en el continente europeo. En este caso el ataque luberante cayó sobre la costa de Francia. Una inmensa armada de más de 4.000 buques, junto con varios miles de barcos más pequeños, atravesó el Canal. El aterrizaje aerotransportado masivo se ha efectuado con éxito detrás de las líneas enemigas, y los aterrizajes en las playas están avanzando en varios puntos en la actualidad. El fuego de las baterías de la orilla ha rebasado en gran parte. Los obstáculos que se construyeron en el mar no han resultado tan difíciles como fue previsto. Los aliados angloamericanos están apoyados por alrededor de 11.000 aviones de primera línea, que pueden ser aprovechados según sea necesario para los própositos de la batalla... La unidad prevalece a través de los ejércitos aliados». (Churchill, 6 de junio de 1944)

Pero el director Teplitzky quizá se guarda en la manga el retrato del imparable Winston Churchill que consiguió derrotar a Hitler con el lema de «Nunca nos rendiremos». Aquí, se ve un Churchill que desnuda sus miedos, sus inseguridades, sus angustias; que se apoya en su esposa, Clementine Hozier (Miranda Richardson), a una que no trata bien, y a la que pide perdón por no haber sido un buen esposo. Algo que también era necesario para un retrato completo.

CHURCHILL***

Título original: Director: Jonathan Teplitzky. Guión: Alex von Tunzelmann. Intérpretes: Brian Cox, Miranda Richardson, John Slattery, James Purefoy, Ella Purnell,Richard Dorden, Danny Webb, Julian Wadham, Georege Anton, Jonathan Aris, Steven Cree. Productora: Salon Pictures / Tempo Productions Limited.  Música: Lorne Balfe. Fotografía: David Higgs. Duración: 117 min. País: Reino Unido. Género: Drama. Thriller. Bélico. Público: Todos.

martes, 8 de agosto de 2017

EL INVIERNO****

Título original: Patagonia. El invierno. Director: Emiliano Torres. Guión: Emiliano Torres. Intérpretes: Alejandro Sieveking y Cristian Salguero. Producción: Fotografía: Ramiro Civita. Género: Drama. Público: Adultos.


Este lugar de la Patagonia es abstracción, soledad. La ópera prima de Emiliano Torres, Premio Especial del Jurado y Premio a la Mejor Fotografía en el Festival de San Sebastián 2016, ha buscado la rudeza del paisaje exterior e interior de los personajes. El invierno, es una película que trata temas universales como la lucha por la supervivencia, el cambio generacional, el mercado laboral o la relación del hombre con la naturaleza. Y todo en un entorno espectacular, en un tipo de vida que desaparece: la Patagonia argentina, donde un anciano y veterano capataz de un rancho de la Patagonia acaba de ser despedido de su trabajo, que va a ser reemplazado por un peón más joven. Este cambio no será fácil para él, pero tampoco para su sustituto. Por eso los dos tendrán que aprender, a su manera, a sobrevivir al siguiente invierno.

Con una larga trayectoria como ayudante de dirección en el cine argentino e italiano, Emiliano Torres debuta en el largometraje con El invierno, una película que podría calificarse de western pero que excede a esta categoría, y que transforma poco a poco su condición abrupta en una indefinible emoción. Torres ha trabajado con Albertina Carri, Emanuele Crialese o Marco Bechis, entre otros cineastas, lo cual hacía presagiar el estilo bronco y desnudo de su ópera prima, incluso el dibujo de sus personajes, siempre en el límite de algo, esperando algo, intentando olvidar algo. Pero también había prestado sus servicios en películas de Marcos Carnevale a Daniel Burman, algo que caracteriza a Torres como un técnico solvente, también polivalente, cuyo debut sólo le pertenece a él: El invierno acoge muchas de las características de un cierto “nuevo” cine argentino, contemplativo y distante, pero igualmente intenta construir un relato más tradicional, cuya estructura  –y ahí reside, quizá, su rasgo más personal— se enhebra y desenhebra a medida que avanza, interrumpiéndose constantemente a sí misma pero a la vez trazando un hilo dramático que culmina donde empezó, en un círculo perfecto.



Emiliano Torres ha dicho que "'El invierno' es una película sobre una gente y un mundo que desaparecen". Empieza con un grupo de trabajadores que llega a una hacienda de la Patagonia, dedicada a pastorear y esquilar ovejas. Ahí les espera el viejo guarda de la finca, también capataz, un solitario del que no sabemos nada y cuya única dedicación, a partir de ese momento, será observar a un muchacho igualmente callado y lacónico, que se convierte en un misterio para él y para el espectador.

La emoción que destila El invierno, no procede del discurrir de los hechos, ni siquiera del carácter misterioso de los personajes, sino del modo en que se entrecruzan su peculiar narrativa y los ecos que despierta. Podría decirse que estamos ante un relato solitario y mudo, con el escenario sublime y despiadado de la naturaleza: uno se imagina los silencios de Dersu Uzala y de Las aventuras de Jeremiah Johnson, e incluso la inhóspita y grandiosa naturaleza de The Ravenant, a caballo entre los géneros, e incluso con un tipo de violencia sorda más sucia que la que tienen los western como películas de acción. Es documental, drama y thriller de factura impecable.

La gestualidad, así como el paisaje agreste que la alberga, se transforma lentamente en una narración de resonancias épicas, como si algo así como un hálito mítico llegara al centro del drama para instalarse y convertir a esos pobres tipos en protagonistas de una leyenda destinada a narrarse de generación en generación, quizá al calor del fuego de esa misma hacienda, en otro invierno lejano, o en los hogares de la gran ciudad, tras una jornada de celebración familiar.

         
          Alejandro Sieveking

Torres demuestra una capacidad guionística muy notable, a la vez que logra inspirar a El invierno su callada emoción, que en el fondo surge de un relato sinuoso, de estructura compleja e inesperada, que cierra el círculo en la dura historia, sobria y elíptica, de dos hombres que luchan por la supervivencia.

Emiliano Torres comenta, en entrevista a RTVE.es: “Vivimos en un sistema en el que nos obligan a luchar entre nosotros, en el que parece que la única forma de sobrevivir es pisotear al prójimo. La vieja idea de la pelea de pobres contra pobres, de gente que tiene muy poco peleándose por las migajas. Como en mi película, al final de la cadena hay dos hombres peleándose por un techo que ni siquiera podemos calificar como un hogar”. “La pregunta que plantea la película -añade Emiliano- es sí en esa lucha por lo más elemental, por la supervivencia, corremos el riesgo de que el alma se nos hiele. Si realmente tiene sentido luchar por ser capataces de nuestras propias vidas. La película toma partido en esta batalla planteándonos ¿Hasta qué punto tiene sentido esa lucha? ¿Cuánto podemos ganar? y ¿Cuánto podemos perder, en la defensa de nuestros pequeños logros?. Son preguntas que creo que la película responde”.

“En principio –asegura Emiliano- nuestro peor enemigo somos nosotros mismos. Pero hablando de la película, encontramos una estructura económica, no sólo en Argentina sino en todo el mundo, donde la vida rural, los derechos de agricultores y ganaderos han sido pisoteados. Eso hace que los acuerdos entre trabajadores y patrones dependan prácticamente de la voluntad de los dueños, lo que hace que esas personas se aprovechen de sus empleados. Por eso sería necesario el control del estado para garantizar los derechos de la gente que trabaja en el campo.

Alejandro Sieveking (el capataz veterano que ya no tiene vida fuera de la solitaria Patagonia) y Cristian Salguero (el joven sustituto) han conseguido grandes actuaciones casi sin hablar. “Son actuaciones contenidas y con muy pocos diálogos –comenta Emiliano Torres-. No por una cuestión de estilo sino porque en la Patagonia es así. Hablan muy poco. Nadie dice lo que siente fácilmente. Son personas que se definen por sus actuaciones, por sus gestos. Eso fue un desafío enorme para los actores, pero lo superaron. Creo sinceramente que, más que interpretarlos, consiguieron convertirse en los personajes”. El chileno Alejandro Sieveking consiguió el premio al Mejor Actor, en el Festival de Biarritz, por su trabajo en esta película.


              Cristian Salguero


Otro de los actores protagonistas es el paisaje, fantásticamente retratado por el director de fotografía, Ramiro Civita. “Nos conocemos desde hace 20 años y rodamos la película completamente con luz natural, incluso las secuencias nocturnas. Es una película filmada en relación a la luz. Hemos adaptado las escenas a los momentos y horas en los que las rodamos. Más que una película hecha con luces, es una película rodada con brújula, relojes, amaneceres y puestas de sol. La cámara y la puesta en escena está construida en relación a la luz. Creo que era la única forma de rodar una película en ese lugar”.

miércoles, 2 de agosto de 2017

UN TANGO MÁS***, DE GERMAN KRAL CON PRODUCCIÓN DE WIM WENDERS


Título original: Our last tango. Director: Germán Kral. Intérpretes: Juan Carlos Copes y María Nieves.Producción ejecutiva: Wim Wenders.


María Nieves Rego (81) y Juan Carlos Copes (84) -ella, empleada doméstica; él, electrotécnico- se conocieron en una milonga de Buenos Aires, cuando ella tenía catorce años y él diecisiete, a finales de los años 40. A partir de ese encuentro, bailaron juntos durante casi cincuenta años. Desde los clubes de barrio porteños y a bailar en Broadway, revolucionando, en el camino, el tango-danza. Durante todo ese tiempo se amaron, se odiaron, pasaron por varias separaciones dolorosas, pero siempre volvieron a bailar juntos. En Un tango más Juan Carlos Copes y María Nieves le cuentan su historia a un grupo de jóvenes bailarines y coreógrafos de tango de Buenos Aires, que transformarán los momentos más bellos y dramáticos de sus vidas, en increíbles coreografías de tango. Una historia que merecía un documental.



“Filmar una película en la que Copes y Nieves aparecieran juntos era casi imposible, pero lo logramos”, se enorgullece Germán Kral, que ya había tratado el tango con El último aplauso (2009), sobre los cantores del bar El Chino. Para este documental tierno y triste, a ratos apasionado y otros rencoroso, este director formado en Alemania contó con la producción ejecutiva de Wim Wenders y, con la colaboración de los integrantes de una de las parejas de tango más reputadas de todos los tiempos. Cada uno por su lado, van recorriendo su historia, desde el encuentro en la pista del Estrella de Maldonado y el nacimiento del “estilo Copes” en los bailes de Atlanta, hasta la ruptura artística en 1997.

      
                 María Nieves Rego (81) y Juan Carlos Copes 


Nieves tiene más apariciones y es la que lleva en mayor medida el hilo conductor; los dos -vitales octogenarios- hablan sin rodeos y dejan frases memorables, conmovedoras, graciosas. “Fuimos la pareja del siglo XX y del XXI también”, dice ella, y al rato agrega: “Si volviera a nacer, haría todo igual… Menos estar con Juan”. Él la define así: “Encontré mi Stradivarius”, y de esta forma se hace su propio retrato. En todos esos años se han amado y odiado, se separaron y volvieron juntos. Él la abandonó por una mujer más joven con la que formó una familia y ella dice hoy que volvería a hacer todo de nuevo, aunque sin él, puesto que “no vale la pena llorar toda la vida por un hombre”.



Gran parte de sus testimonios surgen de charlas con los bailarines que los representan en su juventud, en recreaciones que complementan el rico material de archivo. Esas entrevistas y las imágenes de la trastienda de esas reconstrucciones históricas son un acierto. Para completar el cuadro, la música -de Luis Borda, el Sexteto Mayor y Gerd Baumann- y las coreografías son de primer nivel. Y algo fundamental: la cámara capta las miradas, la pasión, el drama, el sentimiento del baile, ese sentimiento que Copes y Nieves llevaron a su máxima expresión.

Wim Wenders, con su voz personal ya sea a través de proyectos propios como el aclamado documental Pina, sobre la coreógrafa Pina Bausch o con la voz de sus cómplices artísticos como el fotógrafo brasileño Sebasti­­­­ao Salgado (La sal de la tierra) o ahora su discípulo, el argentino Germán Kral (Un tango más), lleva varios años seguidos deslumbrándonos con magníficas historias.

El cineasta alemán, nacido en Düsseldorf en 1945, es considerado uno de los más influyentes e innovadores, con trabajos como El miedo del portero ante el tiro penal y El amigo americano, entre otras. Wenders, quien a pesar de haber sido postulado al Oscar en tres ocasiones nunca ha ganado la anhelada estatuilla dorada, recibe de todos modos muchos otros reconocimientos, tal como la retrospectiva que el MoMA le dedicó en marzo pasado y la exposición de sus fotografías de paisaje en el Museo Kunstpalast, en su ciudad natal.

En febrero 2017 ganó un Oso de Oro en la Berlinale, en premio a su obra polifacética y a su dilatada y prolífica trayectoria artística, con más de 40 filmes, el primero de los cuales fue Verano en la ciudad, cuando Wim tenía apenas 25 años y el más celebrado de los cuales fuera sin duda El cielo sobre Berlín, más conocido como Las alas del deseo, donde el entrañable Bruno Ganz y el ya fallecido Otto Sander (1941-2013) leían dentro de nuestras cabezas con singular alegría y desparpajo.

Entre el sinnúmero de premios figuran varias Cintas de Oro, el León de Venecia y la Palma de Oro de Cannes. Su parodia de películas del Lejano Oeste Llamando a las puertas del cielo, también con guión con Sam Shepard (el guionista de París, Texas), fue ovacionada en el festival francés en 2005 con veinte minutos de aplausos.

En el contexto musical también tiene proyectos con el cantante irlandés Bono. Juntos producirán una película que contará con la participación del músico Willie Nelson en el papel protagónico, que se titulará Waiting for the Miracle to Come, narrará la historia de una joven que, al morir su padre, halla una carta en la que él le decía que fuera a buscar oro a Texas. La dirección estará a cargo de Lian Lunson, que también escribió el guión y Bono, el carismático líder de U2, compondrá una canción para la banda sonora.

German Kral nació en Buenos Aires en 1968 y se trasladó a Alemania en 1991 para estudiar cine en la Munich Film School. Él vive en la actualidad entre las dos ciudades. Entre 1993 y 1996 ya trabajó con Wim Wenders en la película A Trick of the Light. Magnificent 7 Festival – Serbia, 2016



          María Nieves Rego y Juan Carlos Copes en pleno éxito

miércoles, 21 de junio de 2017

TESTIGO****

Título original: La Mécanique de l'ombre. Director: Thomas Kruithof. Guión: Yann Gozlan, Thomas Kruithof. Intérpretes: François Cluzet, Denis Podalydès, Sami Bouajila, Alba Rhorwacher. Productora: Música: Grégoire Auger. Fotografía: Alex Lamarque. País: Francia-Bélgica. Año: 2016. Duración: 88 min. Género: Suspense, thriller político. Público: Adolescentes y adultos.


Un enigmático hombre de negocios se pone en contacto con Duval (François Cluzet) para ofrecerle un trabajo sencillo y bien remunerado: transcribir escuchas telefónicas. Duval es un hombre conciso y obsesivo, que perdió su empleo hace dos años y aún sigue en paro cuando recibe una misteriosa llamada con esta oferta de trabajo. Sin pensarlo dos veces, acepta ese oficio. Pero, ¿para quién trabaja exactamente? Poco a poco empieza a sentirse en peligro y recibe varias amenazas que podrían poner en peligro su vida. Solo deberá hacer frente al difícil mundo del trabajo en la sombra y del complot político.

El oscuro trabajo le llega en un momento de proceso de reconstrucción personal, de búsqueda de apoyo en Alcohólicos Anónimos. Duval, el protagonista de esta historia, representa lo kafkiano. ¿Será capaz de tomar decisiones o será simplemente un empleado ciego? La inexpresividad del gesto que François Cluzet imprime a su personaje encaja armónicamente con una apuesta de estilo minimalista, que sabe capturar la opresiva asepsia de los nuevos entornos laborales y el punto débil de este thriller, que, por su autoimpuesta naturaleza elíptica, no habilita ángulos ciegos para camuflar las claves de su enigma.


Ya tenemos dos aspectos dramáticos en juego: la precariedad laboral y el thriller político, con sus mentiras, manipulaciones y extorsiones sin escrúpulos.

En su debut como director, Thomas Kruithof toma en cuenta  La conversación (1974) de Francis Ford Coppola como modelo, aunque no es la única referencia. Cuando la trama enfrenta al protagonista con una grabación en la que escucha su propia voz, el sustrato kafkiano empieza a flirtear con los obsesivos juegos de desdoblamiento propuestos por Philip K. Dick. Testigo, no obstante, no logra preservar por mucho tiempo su juego de incertidumbres y, en sus tramos finales, parece que el engranaje total tiene sus insuficiencias, sin dejar de ser un thriller interesante y opresivo.



Testigo (La mécanique de l’ombre) se sitúa en la tradición del mejor cine de suspense, con un plus despersonalizado y amoral. El director novel Thomas Kruithof añade una dimensión del cine social contemporáneo, que se suma a las propuestas de Costa-Gavras, Ken Loach o Stéphane Brizé. Tanto François Cluzet (Duval) como Denis Podalydès (Clément), Sami Bouajila (Comandante Labarthe) y Alba Rohrwacher (Sara) realizan unas interpretaciones soberbias. A ellos hay que añadir a un ilustre secundario, Simon Abkarian, al que todos recordamos por el papel de marido de Viviane Amsalem en la película de Ronit y Shlomi Elkabetz. Abkarian interpreta a Gerfaut, un cruel personaje que busca lo mismo que Clèment y Labarthe, pero desde un estatus más bajo, lo que le obliga a mancharse las manos directamente. 

En esta lucha entre seres sin escrúpulos, Duval intenta preservar sus principios, convirtiéndose en la principal víctima. Algo que también sucede en las obra de Loach, Costa-Gavras y Brizé, así como, de forma más próxima, en el día a día de nuestras ciudades. 

sábado, 3 de junio de 2017

PARAÍSO****

Título original: Rai/Paradise. Director: Andrey Konchalovsky. Guión: Elena Kiseleva, Andrey Konchalovsky. Intérpretes: Yuliya Vysotskaya, Christian Clauss, Philippe Duquesne, Peter Kurth,  Jakob Diehl, Viktor Sukhorukov, Vera Voronkova, Jean Denis Römer, Caroline Piette. Productora: DRIFE Productions / Production Center of Andrei Konchalovsky. Música: Sergey Shustitskiy. Fotografía: Aleksandr Simonov (B&W). País: Rusia. Duración: 130 min. Año: 2016. Género: Drama. Público: Adultos.


Olga, Jules y Helmut son tres personajes cuyas vidas se entrecruzan en la multiforme devastación de la Segunda Guerra Mundial y del holocausto nazi.



La acción comienza en 1942, en la Carcel de Fresnes, Francia. Olga, una aristócrata rusa miembro de la Resistencia, ha sido arrestada por tratar de dar refugio a dos niños judíos; Jules, un francés amante de la buena vida y colaboracionista policía que a pesar de su apariencia campechana se ha convertido en un corrupto y despiadado funcionario nazi y que accede a salvar a la mujer a cambio de sexo; y Helmut, miembro de una alta familia alemana convertido en oficial de las SS que ejerce su poder sin importarle las consecuencias morales, y muy devoto de Hitler.

Motivados por la devastación que provoca el conflicto, cada personaje es obligado a tomar decisiones vitales según la ideología que sustentan. La novedad de la propuesta de Konchalevsky es el formato: los personajes hacen tres confesiones a corazón descubierto, expresando ante un tribunal que no vemos lo hiriente, lo mezquino, lo culpable y lo lúcido serpenteando por entre la experiencia y la conciencia humana. Recovecos morales y éticos puestos ante cámara. Tres confesiones que se entrecruzan con flashbacks de la historia, pero que desnudan el juicio personal de cada conciencia sobre sí mismo, y que tienen una hondura existencial que exige ser sopesada con calma.



                        
                          Christian Clauss como Helmut

La aridez formal con que los hechos son narrados desgrana los móviles de las conductas. Paraíso es cine en estado puro. Un paraíso en la tierra es lo que pretendió Hitler eliminando seres humanos porque no eran arios, para hacer perfecta a la humillada Alemania presumiblemente. O más bien el paraíso "es mantener un último esfuerzo para demostrar que más allá del mal hay esperanza porque existe el amor".

                          
                          Yuliya Vysotskaya como Olga

La película de Konchalovsky, sin artificios, rodada en blanco y negro, bebiendo en los clásicos como Tarkovsky, o la interrupción brechtiana como herramientas narrativas es el reflejo de un siglo XX lleno de grandes ilusiones, pero transformado en ruinas por los peligros de esa atroz retórica del odio. "Es imprescindible por ello que la Humanidad utilice el poder del amor para triunfar sobre la maldad”, afirma el cineasta ruso.

Paraiso es el autoexámen del horror, del compromiso o la colaboración, del sinsentido del superhombre y de la culpa. El hastío de vivir muertos en vida como fantasmas, o de arriesgar por pura honestidad íntegra.


Konchalovsky sostiene: “Lo sucedido es una advertencia que debe ser continuamente recordada. Fue posible que sucediera y es posible que vuelva a ocurrir en cualquier momento y sólo podremos prevenirla mediante el conocimiento. El peligro reside en nuestra incapacidad por indagar, en la urgencia por olvidar y en la incredulidad de que eso realmente fuera posible…”





Rodada en exquisita sutileza, con una potente estética de contrastes, Konchalovsky consigue una obra absorbente concebida originalidad y desnudez, que desciende al fuero interno, al corazón de las acciones y de las relaciones humanas.

Paraiso ha recibido este elenco de premios y nominaciones: 

2016 Festival de Venecia: Mejor director
2016 Festival de Gijón: Mejor actriz, fotografía y Premio del Jurado Joven
2016 Festival de Mar del Plata: Mejor guión - Astor de Plata

2016 Satellite Awards: Nominada a Mejor película de habla no inglesa

sábado, 27 de mayo de 2017

I´M NOT YOUR NEGRO*****

El escritor James Baldwin cuenta la historia del movimiento afrocamericano en la América moderna, en forma de extensión de su libro sin terminar "Remember This House". Una mirada lacerante y dolorosa, brillante, a un conflicto que no acaba, por la mirada errada que hace ver no hombres y mujeres, sino "negros".


La voz de Samuel L. Jackson rescata las furiosas palabras de Baldwin, mientras el implacable trabajo de montaje de Alexandra Strauss abole toda distancia temporal entre el entonces y el ahora. Los tópicos de la feliz e incompleta e injusta América, y la segregación. El origen desenmascarado: no querer ver, no querer conocer y reconocer a otros seres humanos.



Una poderosa propuesta que es algo así como un ensayo inspirado en un texto inacabado; un ensayo visual de alto arte cinemátográfico. Un Oscar a Mejor Documental bien merecido.Biografía y ensayo, documento gráfico y visual, un poema lleno de lirismo y belleza sangrante.


Un regalo para la humanidad este escritor que se tuvo que ir de su país para volver a meterse en harina, al aullido más punzante por sus amigos muertos a causa de la más elemental dignidad, reclamando justicia a todos.



I´M NOT YOUR NEGRO*****

Director: Raoul Peck. Guión: Raoul Peck (Sobre la novela de James Baldwin Remember This House. Productora: Velvet Film. Fotografía: Henry Adebonojo, Bill Ross IV, Turner Ross. Música: Aleksey Aygi. País: EE.UU. Año: 2016. Duración: 96 min. Género: Documental. Público: Todos.
KING ARTHUR: LEGEND OF THE SWORD***

La leyenda del Rey Arturo es una historia que siempre ha fascinado en el mundo de la ficción, porque es leyenda. En esta ocasión, Guy Ritchie esta ocasión la aborda en un mix que mezcla la épica de El señor de los anillos, Kill Bill y los videojuegos. Quizá lo mejor es la música.


El audaz Arturo (Charlie Hunnam) es un joven que se ha criado y vive en las calles de Londinium, actual Londres, donde dirige a su pandilla por los callejones de la ciudad. Su vida da un giro inesperado al toparse con la espada Excalibur, que marcará su futuro. Será entonces cuando Arturo se vea obligado a tomar algunas decisiones difíciles. Por un lado, tendrá que aprender a dominar esta espada y los poderes que conlleva. Además, se encontrará con nuevos personajes como una joven misteriosa llamada Guinevere (Astrid Bergès-Frisbey), y con nuevos retos como defender al pueblo de la tiranía del malvado Vortigem (Jude Law). 

                             Arturo (Charlie Hunnam)

Cuando descubre que la sangre real corre por sus venas, Arturo tiene la oportunidad de retomar su reino cuando posa sus manos en Excalibur, la espada que ningún hombre en el reino a podido sacar de la piedra, hasta ahora. Esta misión le excede, pero su ímpetu y la responsabilidad de derrotar a Vortigem le llevarán a aceptar su destino de Rey guerrero.

Con esta clásica premisa el director Guy Ritchie nos presenta una cinta extraordinariamente compleja visualmente donde se mezclan géneros y formas, rayando el caos. El director hace honor a sus trabajos pasados y nos presenta un relato lleno de mágicos monstruos, alquimia y criaturas de imposibles proporciones, además de una edición en ocasiones abrupta.

                            El rey Vortigem (Jude Law)

La historia comienza con elipsis de la niñez de Arturo en menos de cuarenta segundos,y después da inicio el despropósito, lleno de efectos visuales increíbles, que rebajan el romanticismo y el aura que ha envuelto hasta hoy al personaje del Rey Arturo, pero si no se va al cine con demasiadas expectativas, desengrasa en su desmesura. 

El elenco está encabezado por Charlie Hunnam, Jude Law hace un trabajo impecable a la hora de interpretar al malvado Rey Vortigem; Eric Bana y Djimon Hounsou de igual forma cumplen con cualquier expectativa, también están los extras glorificados de Game of thrones.

El director británico Guy Ritchie (Operación U.N.C.L.E., Sherlock Holmes: Juego de sombras, RocknRolla) se pone detrás de las cámaras para revivir esta nueva versión cinematográfica de la clásica historia del Rey Arturo. Sus protagonistas son Charlie Hunnam (La cumbre escarlata, Hijos de la Anarquía), Astrid Bergès-Frisbey (El sexo de los ángeles, Piratas del Caribe. En mareas misteriosas), Djimon Hounsou (La leyenda de tarzan, Fast & Furious 7), Jude Law (El gran hotel Budapest, Anna Karenina), y Eric Bana (Líbranos del mal, El único superviviente).

ARTHUR: THE LEGEND OF SWORD

Director: Guy Ritchie. Guión: Joby Harold, Guy Ritchie, Lionel Wigram. Intérpretes: Charlie Hunnam, Jude Law, Eric Bana, Hermione Corfield, Astrid Bergès-Frisbey. Productores: Atlas Entertainment, Warner Bross. Montaje: James Herbert. Fotografía: John Mathieson. Música: Daniel Pemberton. Vestuario: Annie Symons. país: EE.UU. Año: 2017. Duración: 126 min. Público: Todos.