domingo, 10 de septiembre de 2017

CHURCHILL***

Interesante análisis psicológico de uno de los políticos más completos en vísperas al Día D.




«Por fin ha llegado el día D y la hora H. La invasión era inevitable, pues ‘solo en los campos de batalla de Europa se puede vencer a Alemania’». El desembarco de Normandía fue una operación que mantuvo atareados a los aliados durante dos largos años de minuciosas y secretas preparaciones. Todos los esfuerzos diplomáticos y de espionaje añadidos fueron pocos. Un dispositivo sin precedentes en la historia militar en el que el más mínimo fallo de coordinación habría significado una derrota de dimensiones históricas que habría supuesto que Hitler tuviera la posibilidad de una victoria final en la IIGM, y tras el que se escondía un Churchill desconfiado. «No estaba convencido de que ese fuera el único modo de ganar la guerra», declaraba el primer ministro británico durante la noche del 6 de junio de 1944. Winston Churchill, la esperanza británica, el doblemente elegido Primer Ministro de Inglaterra, estaba convencido de que lo despertarían de madrugada para comunicarle el desastre, pero no fue así. Sí que interrumpieron el sueño de Franklin D. Roosevelt a las 3 de la madrugada para informarle de las primeras noticias del desembarco.



Esta película dirigida por Jonathan Teplitzky con guión de la historiadora Alex von Tunzelmann, desvela las 72 horas de vida del líder inglés antes del desembarco en Normandía. El director australiano presenta a Brian Cox como un Churchill gruñón, deprimido, atormentado por el fantasma de Gallipoli en la IGM. El primer ministro luchó en la IGM y llevó a sus tropas hasta Turquía para conquistar la capital otomana de Constantinopla (la actual Estambul). El control de los estrechos hubiese permitido a Francia, Reino Unido e Irlanda revitalizar al Imperio ruso y encerrar a los imperios centrales (el alemán, el austrohúngaro y el otomano). Sin embargo, los aliados no consiguieron penetrar por sorpresa en el territorio otomano y fracasaron en las sucesivas ofensivas, con un resultado de unas 250.000 bajas por cada uno de los dos bandos.La sangre de los soldados jóvenes torturaba y perseguía a Churchill.


Atormentado con este recuerdo, Churchill se obsesiona con la idea de que la llamada "Operación Overlord" pese a lo positivo de su nombre, va a ser una simple repetición de Gallipoli. Incluso después de que hubiese tomado la decisión de emprender un desembarco a través del Canal de la Mancha, el primer ministro británico apostó por otras iniciativas militares que finalmente fueron afortunadamente descartadas. Mientras, los generales George C. Marshall (EE.UU.) y sir Allan Brooke (Gran Bretaña) y los comandantes en jefe de ambos ejércitos, Bernard Montgomery y Eisenhower, contaban con una gran ventaja gracias a la confusión que crearon en el mando alemán haciéndole creer que el desembarco se realizaría en Pas de Calais. Lo consiguieron gracias a una multitud de maniobras de contraespionaje y lanzando papeles de aluminio más al este para confundir a los radares nazis.

Pese a las reticencias y discrepancias de Churchill expresadas a los altos cargos como el propio Roosevelt o Eisenhower, el 5 de junio, la BBC retransmitió el segundo verso de un poema de Paul Verlaine:

«Los largos sollozos de los violines del otoño / hieren mi corazón con una monótona languidez».

Era la señal. La tormenta aliada estaba preparada para lanzarse sobre los 70.000 soldados alemanes que aguardaron cerca de las costas francesas. Los soldados tocaron las orillas de cinco playas distintas, cuyos códigos respondían a los nombres de Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword. El desembarco se realizó en un área de 90 kilómetros de costa, entre Cherburgo y Le Havre. Mientras, en Gran Bretaña, esperaban tres millones más de soldados que cruzarían el Canal de la Mancha entre el 6 de junio y el 25 de agosto.

Brian Cox en el papel de Churchill y Miranda Richardson como Clementine Hozier, su esposa

«Durante la noche y las primeras horas de esta mañana he tenido lugar la primera de las series de aterrizajes en vigor en el continente europeo. En este caso el ataque luberante cayó sobre la costa de Francia. Una inmensa armada de más de 4.000 buques, junto con varios miles de barcos más pequeños, atravesó el Canal. El aterrizaje aerotransportado masivo se ha efectuado con éxito detrás de las líneas enemigas, y los aterrizajes en las playas están avanzando en varios puntos en la actualidad. El fuego de las baterías de la orilla ha rebasado en gran parte. Los obstáculos que se construyeron en el mar no han resultado tan difíciles como fue previsto. Los aliados angloamericanos están apoyados por alrededor de 11.000 aviones de primera línea, que pueden ser aprovechados según sea necesario para los própositos de la batalla... La unidad prevalece a través de los ejércitos aliados». (Churchill, 6 de junio de 1944)

Pero el director Teplitzky quizá se guarda en la manga el retrato del imparable Winston Churchill que consiguió derrotar a Hitler con el lema de «Nunca nos rendiremos». Aquí, se ve un Churchill que desnuda sus miedos, sus inseguridades, sus angustias; que se apoya en su esposa, Clementine Hozier (Miranda Richardson), a una que no trata bien, y a la que pide perdón por no haber sido un buen esposo. Algo que también era necesario para un retrato completo.

CHURCHILL***

Título original: Director: Jonathan Teplitzky. Guión: Alex von Tunzelmann. Intérpretes: Brian Cox, Miranda Richardson, John Slattery, James Purefoy, Ella Purnell,Richard Dorden, Danny Webb, Julian Wadham, Georege Anton, Jonathan Aris, Steven Cree. Productora: Salon Pictures / Tempo Productions Limited.  Música: Lorne Balfe. Fotografía: David Higgs. Duración: 117 min. País: Reino Unido. Género: Drama. Thriller. Bélico. Público: Todos.