lunes, 22 de enero de 2024

EL ENIGMA BALENCIAGA (SERIE DE DISNEY+)

Un retrato en tres capítulos del “Maestro de maestros” de la Alta costura.



Nos encontramos en 1937 en París. El modisto Cristóbal Balenciaga (Guetaria 1895-Jávea 1972) ha podido abrir su maison en el corazón de la moda, apoyado por los empresarios vascos republicanos exiliados Nicolás Bizcarrondo y Virgilia Mendizábal. En España la Guerra Civil lo ha paralizado todo, incluida la casa de Alta Costura que abrió en 1927 con la abreviatura del apellido de su madre, Eisa (de Eizaguirre).

Balenciaga aprendió la mejor técnica en una sastrería de San Sebastián y desde entonces su pasión por el perfeccionismo, el volumen y la belleza escultórica y arquitectónica de sus creaciones fueron marca de excelencia. Como todos los procesos creativos, la serie retrata las crisis para crear algo nuevo, la influencia de otros talentos cerca, su inconformismo y su genialidad indudable.

De él Coco Chanel afirmó que «él era el único 'couturier'. El resto son simples diseñadores de moda», e incluso Christian Dior reconoció «Nosotros hacemos lo que podemos con los tejidos. Él hace lo que quiere»). Pero se conoce más de su moda que de su vida, de su prestigio y huella en el mundo de la alta costura. La serie, inspirada en el libro escrito por María Fernández Miranda El enigma Balenciaga (Plaza & Janés), describe a Balenciaga como “el hombre invisible” o “el monje”, apartado de focos y desconocido en su vida íntima, que sólo concedió dos entrevistas en toda su vida.

Incluso el cartel publicitario de la serie de Disney+ muestra así al personaje, escondido.  "Cuentan que Cristóbal Balenciaga jamás se dejaba ver en la presentación de sus colecciones, que nunca salía a saludar. Si hacemos caso a la leyenda, el diseñador vasco seguía los desfiles a través de un agujero practicado en la cortina de terciopelo que decoraba su maison parisina, o bien oculto tras un biombo si la exhibición tenía lugar en su salón de la capital española", relata en el libro María Fernández Miranda.

En los tres capítulos de la serie recién estrenada el 19 de enero se reconstruye la historia más personal del creador, su círculo más íntimo, el trabajo creativo y su proceso, la elegancia al elegir tejidos y formas, el exilio, la invasión nazi de París, la relación con su socio y pareja Wladzio, tratada con respeto y sin exhibicionismo, el juicio implacable de Cocó Chanel, la relación con Christian Dior, etc.

Magníficamente bien ambientada, los actores que dan vida a Cristóbal Balenciaga (Alberto San Juan) o a Wladzio Jaworovski D’Attainville (Thomas Coumans), junto a otros, están magníficos.

Tráiler: https://youtu.be/gSX-oqOPMOI

 


miércoles, 17 de enero de 2024

VIAJE AL DESIERTO ***

La premiada y carismática Ingeborg Bachmann (Klagenfurt, Austria, 25 de junio de 1926-Roma, Italia, 17 de octubre de 1973) ha conquistado con su poesía el bastión dominado por los hombres de la literatura en lengua alemana. Se encuentra en la cima de su carrera cuando conoce en 1958 al famoso dramaturgo Max Frisch.


A los 50 años de la muerte de Ingeborg Bachmann, la directora Margaretha Von Trotta (cineasta que se ha acercado a otras mujeres importantes como Hildegarda Von Bingen, Hannah Arendt, Rosa Luxemburgo), narra en Viaje hacia el desierto la historia de sus personas, de su amor apasionado, donde se proponen un pacto de entrega y respeto a su libertad, pero las fricciones profesionales y personales empiezan a perturbar la armonía. Su intento tormentoso de relación y de búsqueda de estabilidad no dura más de cuatro años, lastrada por el narcisismo, la mentalidad de la época y los celos de Fritz, frente al concepto supuestamente independiente y libertario de Bachmann.

Las relaciones “poliamorosas” de Bachmann con Max Frisch –o con Paul Celan, o con Hans Weigel, o con Hans Magnus Enzensberger, por nombrar los más conocidos de sus amantes– estriba precisamente en que reflejan a la perfección las razones de este fracaso. Se repite en ellas una y otra vez el esquema de un tipo de fascismo y de la lucha por el poder entre hombre y mujer, en la que la mujer, si no se somete, se (auto)destruye. Bachmann, una vez salida del derrumbe psíquico en que cayó tras la separación de Frisch, dedicó a este complejo temático su gran ciclo de prosa “Formas de muerte”, con las novelas Malina, El caso Franza, Requiem por Fanny Goldmann y el libro de relatos Tres senderos hacia el lago.

Más bien somos testigos de la cara B de una historia de amor que fue dependencia desordenada, interés propio y ataduras en las dos direcciones. Para Bachmann el experimento supuso el colapso total, aunque se supone que sus principios libertarios eran lo suficientemente profundos como para sostener la relación y sus consecuencias. Viaje al desierto demuestra precisamente cómo cada persona sobre la tierra siente una tremenda nostalgia del gran amor, y que cuando yerra, se acerca a la devastación. Pero tampoco el amor -descubre Bachmann- está en el desierto, “mi dulce limbo, mi salvación”. Parece que el gran amor es un trasunto -también aquí en este mundo- de respeto, desinterés propio, generosidad, humildad, perdón, libertad, servicio, sufrimiento y gozo.

No lo hicieron bien. El desgaste emocional por aquél pacto de amor libre extenuante y demoledor tiene tintes archirrepetidos y probados por otras célebres parejas, como Sartre y Weil. La lucha trágica de Bachmann por una nunca alcanzable estabilidad, que fracasa en buena parte por las circunstancias de dos vidas extremas, la suya y la de Max Frisch, con la lucha continua de egos, viajes extenuantes, trato social intenso y un consumo indiscriminado de alcohol y pastillas.

“Ya me he liberado de todos los hombres por los que me he sacrificado”, afirma Ingeborg. Experimentar entregar a su amor Fritz a otra mujer, no gestionar las frustraciones juntos, a pesar de quererse, tan solo subraya los muros entre uno y otro y concebir el amor como una arena de gladiadores. No sale bien. Sin embargo, la libertaria Bachmann no es capaz de pasar página, sino que lo ve como la más terrible derrota y larga agonía.

Pero se sabe que Bachmann no sólo autorizó la publicación de Pongamos que me llamo Gantenbein, sobre el fracasado amor de un escritor supuestamente ciego con una excéntrica actriz –trasunto de Bachmann– sino que corrigió las galeradas y se mostró feliz con el logro de Frisch. Y el mismo entusiasmo tuvo Frisch con los relatos de A los treinta años, donde él sirvió de modelo para algunas de las figuras pequeñoburguesas y de varón cerebral y calculador que allí aparecen.

Cuando Ingeborg tiene problemas, sus amigos están ahí para ayudarla, entre ellos Hans Werner Henze y el joven Adolf Opel, periodista vienés y hombre de letras. Juntos viajan al desierto. En este viaje, Ingeborg cree encontrar el camino de vuelta a sí misma y, sobre todo, a su escritura.

En Ingeborg Bachmann, mi hermana, el libro de recuerdos de su hermano Heinz Bachmann, se presenta el álbum familiar, donde se descubren aspectos habitualmente poco considerados en el trabajo de una autora rodeada de tanto glamour: la precariedad económica en la que vivía y la preocupación por mantenerse a flote con su escritura. Las dificultades como autora extranjera en Roma, donde estaba socialmente más que integrada, cultivando amistades con Elsa Morante, Pier Paolo Pasolini, Luigi Nono o Giuseppe Ungaretti. El análisis del hermano menor silencia algunos rumores y despeja las dudas sobre las causas de la muerte de Bachmann (abrasada por un incendio en su propia casa a los 47 años).

Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=6QNDnInGJNM

 


jueves, 7 de diciembre de 2023

LA ISLA DE LAS MUJERES

En la tradición y la mitología de la isla de Cerdeña en el siglo pasado, prima una sociedad matriarcal, donde conviven el cristianismo y la espiritualidad pagana ancestral. Un relato de la realizadora Marisa Vallone sobre el miedo y la superstición que dominan la vida de Fidela, quien nace séptima después de otras seis niñas y se convierte, a su pesar, en la bruja del pueblo quien no puede tener contacto con hombres y por lo tanto no puede tener hijos, pero ayuda a otras mujeres a darlos a luz. 

Cuando ya ha decidido aceptar su destino, el párroco del pueblo le confía a Bastiana, también nacida como séptima hija. Fidela descubre la alegría de sentirse madre, pero mientras tanto debe seguir manteniendo su papel en la sociedad tradicional donde rebelarse es imposible y al mismo tiempo ayudar a su hermana Marianna, que no puede cumplir su sueño de ser madre.

Un cuento visual, lleno de realismo mágico, contado a través de la naturaleza, los colores contrapuestos, la vegetación, el paisaje, los trajes y el folklore coral sardo, en la Cerdeña más rural y atávica. Hasta aquí podría resultar interesante La Isla de las Mujeres.

Pero se vuelve inconexa y sincrética, excesivamente naturalista e irreverente en alguno de los pasajes, con personajes tangenciales poco dibujados y de largo metraje que hace que se pierda el interés.

Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=F651-pSwVfA

 

lunes, 20 de noviembre de 2023

EL AMOR DE ANDREA***

Andrea, una joven de 15 años, quiere recuperar el amor de su padre, que desapareció de su vida cuando se divorció de su madre. Andrea recuerda a un padre amoroso y no puede entender por qué ahora no quiere ver a sus hijos. Tomás y Fidel, sus dos hermanos pequeños, son sus compañeros infatigables en esta aventura que habla de amor, familia y desencanto.


Este drama esperanzado y luminoso sobre la paternidad ha recibido premios a la mejor dirección (Manuel Martín Cuenca) y al mejor guion (Manuel Martín Cuenca y Lola Mayo)en el Festival Black Nights 2023 de Tallin (Estonia). Rodada hace un año en la Bahía de Cádiz, está ambientada en la ciudad y la mayoría de sus actores son gaditanos debutantes: Lupe Mateo, Fidel Sierra, Cayetano Rodríguez Anglada, Agustín Domínguez, Jesús Ortiz, Irka Lugo.

Andrea (Lupe Mateo) es una chica genial y normal, que desafía la situación; una chica que lee libros, que tiene sus amigos, su bicicleta, la playa, que redacta un diario en el que posiblemente no escriba grandes cosas... Es una chica de verdad. Es una pequeña heroína que tiene en sus dos hermanos, los niños, dos escuderos. Ver pasear, jugar, comer, charlar, mirar a los niños es pura transparencia. Andrea sufre con la separación de sus padres al ver cómo se enredan en batallas y guerras sin darse cuenta de que los hijos se percatan de todo y lo sienten como verdadero drama, con una emoción más limpia y pura que la de los adultos.

La película plantea abiertamente las últimas generaciones de hombres algo desconcertados y perdidos desde los 60, educados en el machismo, en un mundo en el que había unos roles muy claros para cada uno, y con el reto hoy de reaprender muchas cosas, un reto difícil pero también muy rico. El padre es un retrato de la incapacidad, siendo un buen tipo; pero con sus bloqueos emocionales. Su guerra con la mujer lo ha confundido y ha llevado su guerra hasta los hijos.

Martín Cuenca no hace una película oscura, y precisamente es eso lo que más engancha. Andrea tiene a los hermanos y al amigo, y todo se limita a su obsesión por recuperar el trato con el padre y al enfrentamiento con la madre. Y todo esto contado en Cádiz, y en otoño, sin dejar de contar el juego y la vida. El director en esta ocasión intenta no repetirse, encontrar su voz y seguir buscando: “yo no soy la misma persona que hace 30 años, ¿cómo va a ser igual mi cine? No reniego de lo que he hecho antes, pero sí creo que las películas tienen que reflejar tu evolución. El amor de Andrea es mi película más personal. Podía haber elegido a Antonio de la Torre para que hiciera del padre, pero me gustaba este proyecto con rostros anónimos”.

La banda sonora original de la película corre a cargo de Vetusta Morla, en la que es ya la segunda colaboración de la reconocida banda de rock madrileña con el director tras el film La Hija, y realmente se goza, junto a las imágenes de Cádiz, que se te meten en el alma.

La película se grabó entre 2021 y 2022 sin aparataje, con luz natural, cronológicamente, para poder seguir el orden de la historia,con palabras de Martín Cuenca “y sin que ninguno de los intérpretes conociera el guión realmente, el final de la película. Había escenas en que los actores controlaban lo que tenían que decir, pero desconocían la réplica que les iban a dar... El rodaje me permitió ir viendo la manera de trabajar de cada uno e ir afinando el guión para sacarles partido, reescribí la segunda parte a partir de ahí”. Esta apertura, dejando que entre el azar y la vida en la película, le otorga un sabor especial.

Manuel Martín Cuenca, tras varios cortometrajes y documentales, ha hecho tres películas: La flaqueza del bolchevique (con dos nominaciones a los Goya), Malas temporadas, La mitad de Óscar, Caníbal (con ocho nominaciones a los Goya), El autor (con dos premios Goya y Gran Premio FIPRESCI de la Crítica en el Festival de Toronto), y La Hija(nominada a dos premios Goya).

El amor de Andrea es una producción de La Loma Blanca PC, Lazona, Nephilim y El amor de Andrea AIE, en coproducción con Alebrije Cine y Video, con la participación de RTVE y Canal Sur Radio y TV y financiación de ICAA-Gobierno de España, así como el apoyo de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales y el patrocinio de la Diputación Provincial de Cádiz.


martes, 24 de octubre de 2023

LA ISLA ROJA***

Entre 1971 y 72, el pequeño Thomas vive bajo el mando colonial francés en Madagascar en una de las bases aéreas de su ejército, donde las familias de los militares viven los últimos coletazos del colonialismo. Es un niño de 8 y 9 años durante ese tiempo, que está muy influenciado por la lectura de los relatos de la intrépida heroína Fantomette, y observa con fascinación todo cuanto le rodea mientras el mundo se abre gradualmente a otra realidad.



El director y guionista Robin Campillo se asoma a la mirada de un niño imaginativo y sensible que, vive fascinado en un lugar como la llamada “Isla Roja” con sus padres Robert y Colette y sus dos hermanos. Madagascar, aunque ya declarado país independiente, intenta desligarse de la presencia y la influencia francesa. El desmantelamiento de la base militar parece inminente.

Resulta interesante el acercamiento a la vida cotidiana de una base militar colonial, conviviendo entre distintas familias, lo que va bien y lo que va mal, sus pareceres acerca del destino, su forma de amarse, su cultura, sus dudas acerca de su regreso a Francia, y el futuro que les espera, etc. Gran parte de la trama proviene de la mirada del pequeño Thomas, que quisiera mirar sin ser visto y ver lo que nadie ve, como su heroína infantil. Su lectura y perplejidad del mundo de los adultos, a quienes observa ocultamente con curiosidad, sus historias románticas, su modo de relacionarse, de perder y de ganar, de conversar, de sufrir. Esa mirada infantil es la protagonista del relato cuando, a la realidad de la isla se unen con su desbordante imaginación los magníficos insertos de las aventuras de Fantômette, la “wonder girl” de los comics juveniles creada por Georges Chaulet y que el pequeño lee -algo así como un trasunto de todas nuestras infancias- con especial devoción.

Esos pocos años transcurridos en la “Isla Roja”, que marcarán de por vida a sus protagonistas, sirven de espejo del final de un lugar diverso y bello, de una época, idílica para unos y dolorosa para otros. Porque lo que sucede más allá del recinto militar, es la lucha por la independencia definitiva de Madagascar de facto, lo que retrata también la huella de una ocupación colonialista, y sus situaciones de injusticia y tensiones sociales propias de un país en busca de su liberación.

Madagascar tuvo su primer asentamiento humano en torno al siglo IV, aunque sin pruebas de presencia humana antes del siglo I de nuestra era. Curiosamente, a pesar de que la distancia entre Madagascar y el punto más cercano de África es de 416 km (cerca de Lumbo, en Mozambique) y que la distancia al punto más cercano de Indonesia (en la isla de Siberut) es de más de 5500 km, Madagascar fue colonizado por los indonesios antes que por los africanos. Predominan los rasgos asiáticos, costumbres típicas del sureste de Asia y una lengua del tronco malayo-polinesio entre la población.

Después de haber sido colonia portuguesa, fue saqueada por piratas, convertida en isla-prisión y sometida al comercio de esclavos, para finalmente ser colonia francesa hasta su independencia en 1960 y su liberación completa de la presencia francesa en 1972.

Muy bien cuidada la estética y la luz de época, destaca entre el reparto la presencia del español Quim Gutierrez en el papel del padre de familia y de la actriz en alza Nadia Tereszkiewicz, como esposa y madre de Thomas. 

Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=1OX8-uNIWdQ


miércoles, 4 de octubre de 2023

SOUNDS OF FREEDOM*****

Tim Ballard (Jim Caviezel) trabaja como agente especial para el gobierno de los Estados Unidos. Como parte del Departamento de Seguridad Nacional, se centra en la ciberdelincuencia contra menores víctimas de delitos sexuales. Se ocupa desde la trata de seres humanos al turismo sexual. Con su experiencia, Ballard ha conseguido infiltrarse y desmantelar decenas de organizaciones delictivas que secuestraban a niños y los obligaban a prostituirse. Sin embargo, su mayor esfuerzo y contribución a la lucha contra la delincuencia comienza con la fundación de Operation Underground Railroad (conocida por las siglas OUR): una organización sin ánimo de lucro que ayuda a gobiernos de todo el mundo a rescatar a víctimas del tráfico sexual.




Basada en la historia real de Tim Ballard, un ex Agente de Seguridad Nacional de Estados Unidos que dejó su trabajo para dedicar su vida, sumergiéndose en el submundo del tráfico de personas a lo largo de Latinoamérica, a intentar salvar las vidas de cientos de niños.

El mundo de la abyección y del mal más profundo y oscuro, el abuso sexual de menores, la compra-venta de niños y niñas, el entramado creado y silenciado a nivel mundial para su esclavitud sexual y explotación…La profanación de lo más sagrado e inocente. La sentencia cantada y repetida tan cierta "Los hijos de Dios no están en venta".

Un tema evitado habitualmente en el cine, se propone en las carteleras de cine mundiales con el método “boca a boca” y llega a número 1 en EE.UU y en otros países como Finlandia, México, Colombia, etc. Una película necesaria, producida por un equipo dirigido por Eduardo Verástegui además de alentada comercialmente por Mel Gibson y dirigida por Alejandro Monteverde. Está protagonizada por Jim Caviezel, Bill Camp, Mira Sorvino, Kurt Fuller, Gary Barasaba, Eduardo Verastegui, Scott Haze, Javier Godino, José Zúñiga, Gustavo Sánchez Parra, Manny Pérez, Yessica Borroto, James Quattrocci, Cristal Aparicio, Gerardo Taracena, entre otros.

Se narra especialmente la búsqueda denodada y arriesgada de dos hermanos hondureños, Miguel y Rocío, secuestrados y trasladados a Colombia y de allí vendidos a diferentes partes del mundo gracias a la red de tráfico y extorsión sexual de menores que se extiende en Estados Unidos, Asia, América Latina y Europa. Un gran drama tratado como thriller que pone de relieve la pedofilia como delito de lesa humanidad, y que logra sensibilizar a lo largo de sus 135 minutos de metraje.

La película gana con la presencia de Jim Caviezel, Bill Camp, Kurt Fuller y Mira Sorvino. Vale la pena verla, invitar a muchos y difundir su contenido hasta que de la vuelta al mundo.

Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=UwSBQWI-bek

lunes, 2 de octubre de 2023

CERRAR LOS OJOS*****

Un célebre actor español, Julio Arenas, desaparece durante el rodaje de una película. Aunque nunca se llega a encontrar su cadáver, la policía concluye que ha sufrido un accidente al borde del mar. Muchos años después, esta suerte de misterio vuelve a la actualidad a raíz de un programa de televisión que pretende evocar la figura del actor, ofreciendo como primicia imágenes de las últimas escenas en que participó, rodadas por el que fue su íntimo amigo, el director Mikel Garay.


La película dentro de la película del director Mikel Garay se titula “La mirada del adiós”, y la que ahora presenta Víctor Erice “Cerrar los ojos”. La nostalgia y la memoria como eje conductor de su último largometraje, que son capaces de recuperar a la vida algo que fue tan real como lo protagonizado. La dependencia memoria-identidad, tan necesaria en la vida humana, de la sociedad, de la historia y de las cosas.

La nostalgia del cine, tal y como lo crearon los Lumiere. La nostalgia de las salas de cine como único lugar para ser sentido y vivido. La nostalgia de lo amado. La nostalgia de lo vivido. La nostalgia de lo que se fue. La nostalgia de lo creado. La nostalgia de lo protagonizado. La nostalgia de los antiguos actores. Y al anhelo de encontrar el alma, la consciencia.

Desde su magnífico cortometraje Alumbramiento (2002), el episodio Vidrios rotos, parte de un film rodado con Pedro Costa, Manoel de Oliveira y Aki Käurismaki (2012); su fresca correspondencia con el excelso Abbas Kiarostami, y alguna videoinstalación confirman que el director Erice no ha detenido su actividad. 

Cerrar los ojos comienza en Francia, en una villa llamada Triste le Roi. Un adinerado judío, a punto de morir, pide a un personaje tan misterioso como él que vaya a buscar a su hija, que está en Shanghái; no puede cerrar los ojos a este mundo ver una vez más los de ella, a fin de que le recuerden quién es en realidad. Erice realiza en 169 minutos un tratado de metafísica de la mirada, en relación con la memoria y la identidad. La primera secuencia -cuyo contraluz inicial recuerda a El espíritu de la colmena (1973)- pertenece a otro film inconcluso, del director y escritor Garay (Manolo Solo); último plano que interpretase el actor desaparecido Julio Arenas (José Coronado). Otra evidencia y recuerdo del proyecto truncado de Erice de adaptar El embrujo de Shanghái de Juan Marsé (recuerdo leer con fuición el guión hecho libro en La promesa de Shanghái). Y la idea que rezuma todo de refulgir con mayor esplendor ante el fracaso aparente. Convertir la falta y lo imperfecto en un bien aún mayor, conseguir que lo inconcluso cierre su peculiar círculo.

Tras esa primera secuencia aparece Garay, el director convertido en detective en busca de su amigo y actor Julio Arenas, de la misma forma que el personaje debía buscar a la hija desaparecida del magnate sefardí en el film sin terminar. Sus investigaciones son la excusa para una serie de encuentros: con Ana (Ana Torrent), la hija de Arenas; con Max (Mario Pardo), de profesión cinéfilo existencial; con Lola (Soledad Villamil), antiguo amor compartido de los amigos Julio y Miguel; con sus vecinos del pequeño camping andaluz junto al mar en el que vive, con Belén (María León), sanitaria del asilo de monjas regentado por sor Consuelo (Petra Martínez), y finalmente con Gardel, ese personaje entrañable y trágico que custodia, inconsciente, lo que queda de Julio Arenas. Una antigua sala de cine, donde se visiona la última secuencia de la película de Garay, como en Ordet (1955) de Dreyer tendrá la clave.

De no perderse el homenaje a Rio Bravo con la canción "My Rifle, my pony, and Me" a pelo del gran Manolo Solo, que interpreta a Mikel Garay en la película.

La película de Erice, larga, poética, pausada, tiene un gusto estético muy cuidado, un guion escrito con pausa y conciencia, preocupado por abordar de forma sencilla los grandes temas existenciales, y un gran elenco. Mikel Garay, Julio Arenas, Max, Ana Arenas...Todos interpretados por actores memorables, como memorable es y será esta película.  

“De entre las múltiples lecturas que puede suscitar una obra tan profundamente poética, tan rica y polisémica, Rubén de la Prida propone la hipótesis de que el personaje de Julio Arenas sea trasunto del mismo cine; el cine como espectáculo del pueblo, el cine como arte inefable. El cine como lo concibe Max, que se queja de la imagen digital en su diálogo con Miguel, mientras rebusca entre las latas de celuloide los rollos de la película inconclusa de este. No es, por ello, baladí, que Julio desaparezca en aquellos años 90 en los que el vídeo obligó a cerrar tantísimas salas, ni que un director al modo de Erice como es Garay se haga en su búsqueda, por si el recuerdo de lo que fue consigue resucitarlo, por si el esplendor de una sala polvorienta obra el prodigio de traerlo de vuelta. Desde esta perspectiva, la oda al cine que es sin duda Cerrar los ojos adquiere un carácter elegíaco, convirtiéndose en cierto modo en un sonoro réquiem de la misma obra de Erice y del medio que la sustenta. Y, al mismo tiempo, es señal de la vitalidad de ambos, de su subsistencia indoblegable”.