domingo, 24 de septiembre de 2023

EL NIÑO Y LA GARZA/KIMITACHI WA DO IKIRUKA (PREMIO DONOSTIA SSIFF 71)

Un joven llamado Mahito, que añora a su madre, se aventura en un mundo compartido por los vivos y los muertos. Allí, la muerte llega a su fin y la vida encuentra un nuevo comienzo. Una fantasía semiautobiográfica sobre la vida, la muerte y la creación, en homenaje a la amistad, de la mente de Hayao Miyazaki.



Parece que, a sus 82 años, llega el adiós de Mizayaki (aunque tiene otra película en ciernes). El chico y la garza es otra de las muestras de su cosmogonía anárquica, trágica y especial.

Una vida dentro de la vida, un viaje a través de su peculiar espejo lleno de referencias culturales japonesas, que tanto seguidores tiene en todo el mundo. La vida que sueño, la vida que vivo y cómo la vivo. Una película de animación del estudio Ghibli, fundado por Hayao Miyazaki, que sigue siendo artesano, empresario y genio del cine, pionero del cine de animación y 'padre' de Totoro, Mononoke y Chihiro.

Se publica también un nuevo libro a modo de ayuda para desentrañar su proceso creativo y las claves de su éxito mundial. Ganador de dos Oscar, uno de ellos honorífico, del Oso de oro de Berlín y del León de Oro a toda su carrera en Venecia.

El universo del manga, son historietas fantásticas y caóticas en las que se refugió durante una niñez particularmente difícil, postrado en cama durante largas temporadas debido a una grave enfermedad. Afirma Mizayaki: «Me enamoré por primera vez del anime cuando vi La leyenda de la serpiente blanca. Todavía recuerdo la sensación de angustia que sentí ante la increíble belleza de la joven protagonista femenina y cuánto deseé ver la película una y otra vez».

Su particular estética mezcla el hiperrealismo en los escenarios y el diseño de los personajes humanos con el derroche de imaginación de criaturas y seres fantásticos. Sus personajes están marcados por emociones y pérdidas, por anhelos y búsquedas. «El animador debe crear una mentira que parezca real para que los espectadores piensen que un mundo dibujado podría existir», dejó escrito en 1979.

Más allá de los colores, los trazos y el trasfondo fantástico de la mayoría de sus películas, las constantes creativas de Miyazaki se mantienen inalteradas en el tiempo. A lo largo de 124 minutos, vuelve a trazarnos un nudo dentro de muchos nudos, con un sentido de interconexión de los mundos reales e irreales, lleno de fantasía desbordante: «Las películas fáciles de entender son aburridas, las tramas lógicas sacrifican la creatividad», e invita a sumergirse en un mundo de cuento y leyenda, de personajes y animales antropomórficos interminable.

Como niños ávidos de historias de ficción, nos lleva de la mano a su cosmovisión donde se dan la mano la ecología, otros mundos posibles, la lucha entre el bien y el mal.

Para los seguidores de Mizayaki, una película imperdible; para los que lo descubren por primera vez, su fantasía te atrapa como un imán.


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