miércoles, 11 de mayo de 2016

FULL OF GRACE


Director: Andrew Hyatt. Guión: Andrew Hyatt. Intérpretes: Noam Jenkins, Bahia Haifi, Kelsey Asbille, Merik Tadros, Taymour Ghaz, Eddie Kaulukuku. Producción: Justin Bell, Terence Berden, Jon Michael Kondrath. Diseño de producción: Christian Snell. Fotografía: Gerardo Madrazo. Montaje: John Lange. País: EE.UU. Año: 2015. Duración: 83 min. Público: Todos.


Una única voz femenina que canta casi con sollozo contenido un Kyrie y un Sanctus medieval, compuesto por una de las mujeres más interesantes del siglo XIII, Hildegarda Von Bingen.

Una mujer a la que se busca instintivamente para encontrarse consigo mismo y con Él. Un protagonismo claro y rotundo porque es la Madre. Tiene su misma sangre. La primitiva comunidad tiene Madre.
La vuelta a los orígenes, al momento más embrionario, donde se contiene todo y desde el que desarrolla todo sin contaminantes. La llamada.  

Esta película de autor, original e independiente, relata la intuición de María de que no le queda mucho tiempo. Retirada en un lugar tranquilo, a ella acude Pedro en búsqueda de respuestas. Han transcurrido varios años desde la resurrección de Jesús y sus seguidores están creciendo a un ritmo de tal calibre que los apóstoles necesitan de un guía. Pero Pedro, asustado, necesita parar, pensar y volver a comprender. Sólo María es capaz de darle la paz que necesita.

               Noam Jenkins y Bahia Haifi en Full of Grace

Un guión adaptación de las Escrituras (Hechos, Cartas de Pablo y Pedro), con producción sencilla pero de gran profundidad. Un zasca al racionalismo que lleva a "conocer" pero ser selectivo para no querer conocerle a Él. La descripción de la profunda paz a pesar de la constante del sufrimiento, de la cuesta arriba, "porque sólo así somos receptivos" de las cosas más profundas, casi parafraseando a C.S. Lewis.

La persistencia de la luz envolvente y desde dentro, que hace ver el mundo de otra manera. La belleza del mundo. La referencia a Terrence Malick. La belleza serena. La belleza real.

Algo que es fácil preguntarse es por qué no murió la madre antes del hijo: pudo ser de otra manera; pudo morir como el padre, antes. Pero no: a ella no se le ahorra nada, le toca todo. Y era la llena de gracia.


La historia se va tejiendo con sus últimos recuerdos, como un tapiz de nudos tupidos, de soles y sombras. Lo más humano y lo más divino. No es un una vida fácil para nadie pero menos si manejan entre sus manos una novedad verdaderamente alegre que cambia el mundo.

Esta película es grande en su extrema sobriedad. Hasta es sobria la muerte en parihuelas, los rostros serenos, la mirada sutil al cielo. No hay sentimentalismo en ningún pasaje, no hay ñoñería. La pura verdad. Merece la pena verla.


      El director y guionista Andrew Hyatt dirigiendo a Bahia Haifi

                              Cartel

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