jueves, 22 de noviembre de 2012

OSEA QUE TAMBIÉN BOSTEZAS


                                         Leonardo da Vinci


Algo tan cotidiano para cualquier humano como un bostezo. También bosteza un feto. Algo que suele ser señal de sueño, de aburrimiento, pero también de tranquilidad. Ahora los científicos han visto que el feto también bosteza y que eso es una buena señal, un síntoma de buena salud. Se trataría de un proceso de desarrollo humano -no reptil o de otra especie- que podría dar a los médicos otro índice de salud. ¡Si lo hubiera sabido el gran Leonardo!

Pero los fetos no bostezan por contagio ni por sueño. Desde hace tiempo, la ciencia médica se preguntaba si los fetos bostezaban o si solo se trataba de una apertura bucal.


Un equipo de investigadores de las Universidades de
Durham y Lancaster (Reino Unido) asegura haber comprobado que los fetos bostezan dentro del útero. A la cabeza Nadja Reissland,
del Departamento de Psicología de la Universidad de Durham.
Según Reissland, "a diferencia de nosotros, los fetos no bostezan por contagio ni por sueño, sino que la frecuencia de los bostezos en el útero puede estar relacionada con la maduración temprana del cerebro en la gestación".

La doctora concretó que teniendo en cuenta que la frecuencia de bostezos en la muestra de fetos sanos se redujo desde las 28 semanas a 36 semanas de gestación, parece que el bostezo y la apertura bucal también están relacionados con la maduración de la gestación, por ejemplo del sistema nervioso central. Una personita que bosteza, una personita ya.
Lo han publicado en la revista Plos One, afirmando que se distingue claramente el bostezo, del no bostezo o la boca abierta, y lo han hecho centrándose en la duración de la apertura de la boca. Los investigadores analizaron las secuencias de vídeo 4D de 15 fetos sanos (ocho femeninos y siete masculinos) de entre 24 semanas(168 días de vida) a 36 semanas(252 días de vida) de gestación.

Han examinado de cerca todos los acontecimientos del
embarazo en un tramo de aftosa en el feto y han encontrado que más de la mitad de las aberturas de la boca observadas fueron bostezos, sin diferencias significativas entre niños y niñas en la frecuencia del bostezo.


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