sábado, 2 de octubre de 2021

MI CRÓNICA DE TRES PELÍCULAS DEL FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN #SSIFF69 (1)

MAIXABEL

PREMIO IRIZAR AL CINE VASCO, FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN 2021

Maixabel Lasa pierde en el año 2000 a su marido, Juan María Jáuregui, asesinado por ETA. Once años más tarde, recibe una petición insólita: uno de los hombres que lo mataron ha pedido entrevistarse con ella en la cárcel de Nanclares de la Oca en Álava, en la que cumple condena tras haber roto sus lazos con la banda terrorista de manera pública y por escrito. A pesar de las dudas y del inmenso dolor, Maixabel Lasa accede a encontrarse cara a cara con las personas que acabaron con la vida de quien había sido su compañero desde los 16 años. “Todo el mundo merece una segunda oportunidad”, dice ella cuando le preguntan por las razones para sentarse frente al hombre que mató a su marido. 



Un viaje emocional a lo posible, a pesar de todo.

Gente que piensa y reflexiona a posteriori sobre la maldad de arrebatar con la violencia más despreciable la vida de otros. Gente que hace posible la redención moral de otros a pesar de su dolor o de su rencor. El mundo absolutamente desproporcionado entre el crimen y el perdón, entre la ofensa y el ofendido. La incapacidad para entender lo que significa perdonar y ser perdonado, acto exclusivamente propiedad de los humanos y de Dios.

Hasta aquí y sin contexto, los mimbres que tejen la sutilidad de Maixabel, de Iciar Bollaín. Junto a esto, en pleno siglo XXI, política, relato, memoria de las víctimas, manipulación de los hechos y del contexto. Y polémica, lugares comunes visitados por unos y otros, razones y sinrazones. Pero Iciar Bollaín transita otro lugar más desnudo y sencillo, verosímil a pesar de la herida, incurable, hacia adentro.

Para esta película, Tosar (un autor de una veracidad y sensibilidad increíbles) conoció a Ibon Etxezarreta, cuyo alias es "Potxolo', uno de los autores del asesinato de Juan María Jáuregui, con idea de prepararse mejor su papel para el filme. Comentó entonces: "experimentamos una especie de reconocimiento en el otro. Pensamos (…) podíamos estar intercambiados si tú hubieras nacido donde yo nací. Ideológicamente estábamos situados en un lugar muy parejo", señaló. Preguntado si creía que él podía haber acabado en ETA de haber nacido en el País Vasco, afirmó: "quizás sí. O no. Depende de muchos factores, el entorno puede mucho pero también hay una intención, está en ti". Esta película sobre la capacidad de perdonar, de la redención, del proceso de paz y de que todo esto se pueda curar, que no es fácil de digerir ni por un lado, ni por el otro. «No nos cruzábamos en el rodaje hasta ese punto, el del encuentro. Fue el momento más impresionante que he vivido rodando algo en mi vida. El estado de tensión que se creaba en el tiempo sabiendo que eso era el núcleo de toda la película se respiraba desde el principio…». Al margen de la polémica de los lugares comunes y de la extrañeza farisaica, su encuentro fue una experiencia fuerte. Y es real.

«No dormí la noche anterior a la primera vez que nos encontramos, estaba aterrorizado porque no sabía qué tipo de persona me iba a encontrar. Me encontré con alguien que, seguramente, no tenía nada que ver con la del año 2000, una persona que ha sabido dar la vuelta a su vida, capaz de arrepentirse, de pedir perdón y de empezar un nuevo camino prestando su ayuda, con la intención de que nuestros hijos y nietos no tengan que vivir algo así». Sobre la viuda: “Admiro mucho a Maixabel por lo que ha hecho, creo que ha tenido una humanidad casi inabarcable, pero no sé si yo podría hacerlo, sinceramente». “Lo terrible es cuando llega el momento en el que te das cuenta del error cometido y del dolor que has provocado".

Gran parte del éxito de la película la tiene el guión firmado por Isa Campos, la fotografía de Javier Agirre y la música de Alberto Iglesias. Una película que corta la respiración, emociona y obtuvo en su primer pase aplausos durante 8 minutos seguidos sin parar. Necesitamos salir llorando, de la sala K1 del Kursaal a ver el mar, grisáceo pero calmo de esa mañana de septiembre en San Sebastián. Chapeau por plantear el tema, chapeau por las interpretaciones de Blanca Portillo y Luis Tosar. Y Chapeau por Urko Olazabal y ese momento contenido y doliente: “Y ahora, todo el bien que pueda hacer, lo haré”. 

No se habla de otros casos, se habla de este caso. Y se habla con delicadeza, sin frivolizar y con el temblor de estar cerca de los límites humanos y de la barbarie. Y de que el perdón es posible.

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