TESTIGO****
Título original: La
Mécanique de l'ombre. Director:
Thomas Kruithof. Guión: Yann Gozlan, Thomas Kruithof. Intérpretes: François
Cluzet, Denis Podalydès, Sami Bouajila, Alba Rhorwacher. Productora: Música: Grégoire
Auger. Fotografía: Alex Lamarque. País:
Francia-Bélgica. Año: 2016. Duración: 88 min. Género: Suspense, thriller político. Público: Adolescentes
y adultos.
Un enigmático hombre de negocios
se pone en contacto con Duval (François Cluzet) para ofrecerle un trabajo
sencillo y bien remunerado: transcribir escuchas telefónicas. Duval es un
hombre conciso y obsesivo, que perdió su empleo hace dos años y aún sigue en
paro cuando recibe una misteriosa llamada con esta oferta de trabajo. Sin
pensarlo dos veces, acepta ese oficio. Pero, ¿para quién trabaja exactamente?
Poco a poco empieza a sentirse en peligro y recibe varias amenazas que podrían
poner en peligro su vida. Solo deberá hacer frente al difícil mundo del trabajo
en la sombra y del complot político.
El oscuro trabajo le llega en un momento de proceso de
reconstrucción personal, de búsqueda de apoyo en Alcohólicos Anónimos. Duval,
el protagonista de esta historia, representa lo kafkiano. ¿Será capaz de tomar
decisiones o será simplemente un empleado ciego? La inexpresividad del gesto
que François Cluzet imprime a su personaje encaja armónicamente con una apuesta
de estilo minimalista, que sabe capturar la opresiva asepsia de los nuevos
entornos laborales y el punto débil de este thriller, que, por su autoimpuesta naturaleza elíptica, no habilita
ángulos ciegos para camuflar las claves de su enigma.
Ya tenemos dos aspectos dramáticos en juego: la precariedad
laboral y el thriller político, con sus mentiras, manipulaciones y extorsiones
sin escrúpulos.
En su debut como director, Thomas
Kruithof toma en cuenta La
conversación (1974) de Francis Ford Coppola como modelo, aunque no es
la única referencia. Cuando la trama enfrenta al protagonista con una grabación
en la que escucha su propia voz, el sustrato kafkiano empieza a flirtear con
los obsesivos juegos de desdoblamiento propuestos por Philip K. Dick. Testigo, no obstante, no logra
preservar por mucho tiempo su juego de incertidumbres y, en sus tramos finales,
parece que el engranaje total tiene sus insuficiencias, sin dejar de ser un
thriller interesante y opresivo.
Testigo (La mécanique de
l’ombre) se sitúa en la tradición del mejor cine de suspense, con un plus
despersonalizado y amoral. El director novel Thomas Kruithof añade una dimensión
del cine social contemporáneo, que se suma a las propuestas de Costa-Gavras, Ken
Loach o Stéphane Brizé. Tanto François Cluzet (Duval) como Denis Podalydès
(Clément), Sami Bouajila (Comandante Labarthe) y Alba Rohrwacher (Sara)
realizan unas interpretaciones soberbias. A ellos hay que añadir a un ilustre
secundario, Simon Abkarian, al que todos recordamos por el papel de marido de
Viviane Amsalem en la película de Ronit y Shlomi Elkabetz. Abkarian interpreta
a Gerfaut, un cruel personaje que busca lo mismo que Clèment y Labarthe, pero
desde un estatus más bajo, lo que le obliga a mancharse las manos directamente.
En esta lucha entre seres sin escrúpulos, Duval intenta preservar sus
principios, convirtiéndose en la principal víctima. Algo que también sucede en
las obra de Loach, Costa-Gavras y Brizé, así como, de forma más próxima, en el
día a día de nuestras ciudades.
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