viernes, 26 de diciembre de 2014

INVENCIBLE/UNBROKEN****
“Quien lucha sin descanso, triunfa”. Ésta es una de las máximas de la increíble vida de Louis Zamperini, atleta olímpico y héroe de guerra fallecido recientemente  a los 97 años, contada por Angelina Jolie.
Invencible da comienzo narrando la historia de un chaval, Louie, hijo de emigrantes italianos en EE.UU. en busca del sueño americano, pero a quien le duele ser  tachado de “spaguetti” y criticado desde su infancia, y que tuvo una adolescencia complicada, rebelde y de delincuente. Fue el deporte el que le abrió las puertas a superarse a sí mismo como meta en la vida. El papel de su hermano mayor es fundamental en su cambio de tercio: «Si entrenas y luchas más que los demás, ganarás. Si eres capaz de soportarlo, podrás conseguirlo. Puedes hacerlo, solo tienes que creer en ello. Papá cree, mamá cree, yo también». El mensaje caló en Louis Zamperini, que nunca se rindió a pesar de las dificultades y que inspira «Unbroken», una nueva película que está liderada por el actor protagonista, Jack O'Connell, y que es la segunda de Angelina Jolie como directora, quien ha realizado un trabajo muy interesante detrás de las cámaras, con guión en el que han participado los hermanos Coen, interveniendo como correctores de lujo.



La historia sintetiza lo que fue una vida increíble, casi demasiado llena de momentos críticos como para resultar creíble. Pero lo que se cuenta ocurrió. Zamperini, fallecido el pasado 3 de julio a los 97 años, en 1936  con tan solo 19 años participó en los Juegos Olímpicos de Berlín, donde compitió con el equipo de Estados Unidos en la categoría de los 5.000 metros, combatió en la Segunda Guerra Mundial en 1943, donde sufrió un accidente de aviación con otros dos soldados, sobrevivió mes y medio en el mar, a la deriva, acabó en manos de los japoneses y sufrió de dos años de torturas y vejaciones. Una existencia tan larga como azarosa, con final feliz (regresó a Estados Unidos tras su cautiverio y retomó su vida), que fascinó a la directora:  «Será difícil hacer una película digna de este gran hombre. Es un honor tener la oportunidad de intentarlo y no escatimaré esfuerzos para llevar a la gran pantalla la inspiradora vida de Louis».

Felicidades para Angelina Jolie filmando las escenas de los bombardeos desde el aire que te hacen sentirte literalmente junto a ellos y dentro del caza americano. El uso de primeros planos arriesgados le funciona y muy bien.

Luigi Zamperini, (Jack O'Connell) en pleno ataque desde el bombardero


«Unbroken», basada en el best-seller «Invencible», de la escritora Laura Hillenbrand publicado en 2010, relata algo que parece inverosímil pero refleja las posibilidades grandiosas del ser humano: «Louie siempré perseveró y triunfó, y pasó la mayor parte de su vida compartiendo el mensaje de que tú puedes hacer lo mismo. Esperamos el estreno de "Unbroken" con un renovado sentido de responsabilidad a la hora de llevar a la pantalla la extensa vida y el espíritu de Louie». Angelina Jolie, ha sido acusada de «racismo» en Japón por la recreación de las torturas tan extremas y reiteradas -lo único que ocupa demasiado tiempo en la película, lo demás vale la pena y descubre talento en la directora estrenada- por un grupo de nacionalistas japoneses furiosos con su film, hasta el punto de que exigen que se prohíba en el país oriental ante lo que consideran un ejercicio de «racismo». La tortura a los prisioneros de guerra tiene como fin hacer que pierdan lo más sagrado: su dignidad, y la defensa de este tesoro dice mucho en situaciones difíciles de una persona bien dotada psíquica y físicamente y de una fortaleza especial.



«Es pura fabricación», clama Hiromichi Moteki, secretario general de la Sociedad para la Diseminación de Hechos históricos. Niegan, rotundamente, que los prisioneros fueran «golpeados, quemados, acuchillados o apaleados hasta la muerte, tiroteados, decapitados, asesinados durante experimentos médicos o comidos vivos en rituales de canibalismo», como recoge el libro de Laura Hillenbrand que sigue las increíbles peripecias de Zamperini, finalmente un héroe de guerra. Sin embargo, se ha sabido que «hay abundantes testigos y pruebas forenses de canibalismo practicado con los prisioneros y con soldados por parte de japoneses», son las palabras de Mindy Kotler, directora de Asia Policy Point.

Una película épica y real, con gran despliegue técnico que hace necesario tener en cuenta el talento de esta nueva directora.

lunes, 22 de diciembre de 2014

STILL/QUÉDATE CONMIGO***

Still cuenta la historia de un matrimonio de ancianos octogenarios después de 61 años de casados, que han logrado sacar adelante un rancho y a sus siete hijos, y que acaban enfrentándose a las autoridades de New Brunswick, para que les permitan construir la casa en la que pasarán sus últimos días.


Craig (James Cromwell que abandona papeles donde es alguien inquietante y conspirador) e Irene (Geneviève Bujold) viven una vida apacible y feliz en una granja con ganado, madera, y cultivo de fresas. Se conocen y se quieren. Sigue habiendo pasión y complicidad entre ellos. La película nos muestra una pareja cuidando el uno del otro con mutuo amor y apoyo, y una resistencia compartida frente a  las interferencias ajenas caiga quien caiga. Quieren vivir su vida y a su manera juntos hasta el final. Quizá este análisis es el más interesante de la película: cómo se comparte también el declive y la enfermedad inexorable “still devoted, still determinated, still mine” (tal y como subtitula el filme), que nada tiene que ver con la oscarizada propuesta sobre la aguda tragedia existencialista de un matrimonio de ancianos en la misma tesitura, Amour  (Michael Haneke, 2012).

               James Cromwell y Geneviève Bujold en Still

Craig prevé que ya no pueden vivir en su pequeña granja, porque la edad está haciendo estragos en Irene, que empieza a tener síntomas de alzheimer.  Preocupado por su mujer, decide construir una pequeña casita –con sus propias manos- de una sola planta en el terreno rural que ambos tienen para facilitar la vida a Irene. Pero los tiempos cambian y las regulaciones de la vivienda también; la comisión estatal  de vivienda no se lo permitirá a Craig, porque alega que la estructura que quiere construir el anciano no se adecua a los códigos de construcción de la zona. Y  tendrá que enfrentarse a las autoridades locales. Un reparto de veteranos: James Cromwell estuvo nominado al Óscar en 1996 en la categoría de Mejor Actor de Reparto por su papel en Babe y Geneviève Bujold, estuvo nominada en 1970 por su papel protagonista en Ana de los mil díasStill fue presentada oficialmente como proyección especial en el Festival Internacional de Cine de Toronto de 2012, y en los Canadian Screen Awards Cromwell recibió el Premio al Mejor Actor.


Está basada en la historia real de un granjero canadiense que a sus 88 años comenzó a construir una casa de madera para pasar los últimos días junto a su mujer, que padecía alzheimer, debido a que les iban a echar de su granja. Después de tres años, las autoridades locales sometieron a juicio hasta seis veces a este granjero, llamado Craig, e incluso llegaron a amenazar con demoler su granja si el anciano no procedía a descartar la construcción de la casita de madera. Finalmente, un juez decidió que la pareja de ancianos pudiese vivir lo que les quedaba de vida en su granja.

STILL/QUÉDATE CONMIGO***


Director: Michael McGowan. Guión: Michael McGowan. Intérpretes: James CromwellGeneviève BujoldCampbell ScottJulie StewartRick Roberts,George R. RobertsonBarbara GordonJonathan PottsZachary Bennett. Montaje: Roderick Deogrades. Fotografía: Brendan Steacy CSC. Música: Hugh Mars, Don Rooke, Michelle Willis. Duración: 102 min. País: Canadá. Género: Drama. 

jueves, 18 de diciembre de 2014

DIPLOMACIA*****

24 de agosto de 1944. Los aliados se disponen a entrar en París. Poco antes del amanecer, el General Dietrich von Choltitz (Niels Arestrup), gobernador militar alemán, se prepara para ejecutar las órdenes de Hitler de volar la capital francesa, empezando por enclaves especialmente seleccionados. Y, sin embargo, París no se destruye. ¿Por qué razones von Choltitz se niega a llevar a cabo las órdenes del Führer, a pesar de su lealtad sin límites al Tercer Reich? ¿Fue Raoul Nordling (André Dussollier), Cónsul General sueco de París, el que hizo cambiar de opinión al general?




Una obra teatral basada en hechos reales, según el texto de Cyril Gely. Dos personajes, dos formas de entender el poder, guerra de psiques, atmósfera opresiva y un magnífico duelo de palabras, astucia y persuasión frente a un monolito militar que cumple órdenes y su miedo a las represalias directas. Una película sobre el libre albedrío y la conciencia personal irrenunciable. Una película actual, porque son situaciones de 1944 pero que hoy día se repiten en Siria, en Afganistán, en Pakistán...en cualquier lugar del mundo en guerra. Gracias a un general alemán y a un diplomático sueco, París no fue destruida como el resto de grandes capitales europeas.


El General Dietrich von Choltitz (Niels Arestrup) y el Cónsul general sueco (André Dussollier), en Diplomacia


El general nazi ha recibido la orden de Hitler para destruir la ciudad que ha sido modelo para la nueva Berlín, antes de la retirada por la llegada de los aliados. De madrugada aparecerá de entre las alcantarillas y el doble fondo un diplomático sueco, para intentar convencer al general de que detenga esa masacre sin sentido.
El trabajo de ambos actores es un ejemplo de excelencia y perfección, basada en detalles, sutilezas, y gestos apenas perceptibles. Un militar que recibe órdenes, y un diplomático que despliega a la perfección la ironía y el humor, los ademanes (cómo coge el sombrero como para marcharse, más de una vez, de forma impostada, porque no acaba de irse). Como buen diplomático guarda secretos que va mostrando según se desarrolla la conversación y es quien lleva la iniciativa hasta llegar a la médula de las dudas del general alemán.
                          Una copa para relajarse y continuar el debate intelectual
La acción transcurre de madrugada en un gran hotel de París, sede del cuartel general nazi, y puede mascarse la tensión, el miedo, las dudas, el cansancio. El veterano director Schlöndorff logra una de sus mejores películas, con dos grandes actores en duelo. Los diálogos son fluidos y se desarrollan de manera natural, sin saltos, ni quiebros. La propuesta formal de la película Diplomacia recuerda bastante a La huella de Manckiewicz (1972), aunque los diálogos irrebatibles y perfectos entre otros dos personajes totalmente distintos dura casi dos horas. 
La última película del prestigioso ganador del Oscar Volker Schlöndorff (El tambor de hojalata, 1979) fue presentada en el Festival de Berlin 2014, y en la Seminci 2014 – Sección Oficial, donde obtuvo el Premio a Mejor Director (Volker Schlöndorff) y Premio al Mejor Actor (Niels Arestrup). 


DIPLOMACIA*****

Director: Volker Schlöndorff. Guión: Cyril Gely, Volker Schlöndorff. Intérpretes: André Dussollier, Niels Arestrup, Burghart Klaußner, Robert Stadlober, Charlie Nelson, Jean-Marc Roulot, Stefan Wilkening, Thomas Arnold, Lucas Prisor, Attila Borlan. Producción: Marc De Bayser, Frank Le Wita. Fotografía: Michel Amathieu. Música: Jörg Lemberg. Montaje: Virginie Bruant. País / Año: Francia, Alemania/ 2014. Duración: 88 min. Género: Drama. Distribuidora: A Contracorriente

jueves, 11 de diciembre de 2014

MAGIA A LA LUZ DE LA LUNA/MAGIC IN THE MOONLIGHT****


El cinismo de Woody Allen sigue intacto. Esta vez su tesis es –como en otras ocasiones, pero recreando otra atmósfera de divertimento en los felices años 20- la capacidad de sugestión y seducción que posee lo irracional para el ser humano: de la magia, esoterismo y espiritismo; de lo espiritual (en el mismo saco); del amor. Magia a la luz de la luna no sólo invita a recordar hasta qué punto han sido recurrentes en su filmografía las escenas de magia o las irrupciones sobrenaturales, sino que desvela algo importante acerca de esa insistencia temática: para Allen, lo sobrenatural es una mentira necesaria, un placebo para paliar ese silencio de Dios que su cine nunca ha contemplado de manera trágica y existencialista. Lo sobrenatural es sólo el espejismo que anticipa aquella fuerza de la irracionalidad que es, en definitiva, lo único que puede convertir toda vida en algo imprevisible, único e inolvidable: el amor. Osea, valga lo irracional, pero sólo en el amor.



El reconocido hechicero chino Wei Ling Soo es en realidad Stanley Crawford (Colin Firth en registro histriónico pero adorable), un británico que odia a aquellos que afirman poder hacer magia. Animado por un amigo de profesión  de toda la vida, Stanley viajará a una mansión de la Costa Azul donde se aloja la joven vidente norteamericana Sophie Baker (Emma Stone), con el objetivo de poner a una multimillonaria viuda en contacto con su difunto esposo. Cuando el británico conoce a Sophie cree que pronto averiguará todos sus trucos para desenmascarla. Sin embargo, a medida que pasan los días la joven demuestra sus grandes dotes con todo tipo de hazañas. Ante estos sucesos Stanley comenzará a pensar que los poderes de Sophie son ciertos. Y, si eso fuera así, todo en lo que él cree se derrumbaría por completo.

             Emma Stone y Colin Firth en Magic in the Moonlight

Magia a la luz de la luna propone un juego  -del mago de lo lúdico y de las palabras como es Woody Allen- a partir de un sustrato temático en el marco de una comedia romántica en desaceleración melancólica de una screwball comedy. Las dos posiciones en conflicto son una afectada y agresiva racionalidad, incluso triste, encarnada en Stanley Crawford, al modo de Houdini, que ha decidido emprender su cruzada personal contra charlatanes y embaucadores en nombre del Más Allá, y contra una efervescente (y sólo supuesta) irracionalidad ceñida en la juventud, por un lado; y por el otro,  la mirada cautivadora de una joven vidente o espiritista fraudulenta en estratégico proceso de seducción. La seducción de la impostura –aun siéndola- porque en este caso es bella y contempla la realidad de una forma fresca y fascinante, a las personas y al mundo con mirada pletórica y radiante.

              Woody Allen en pleno rodaje de Magic in the Moonlight

En el último tramo de su carrera, a los 79 años recién cumplidos, Woody Allen parece entregado a la estimulante labor de desmontarse a sí mismo, volver sobre viejos temas y obsesiones, reformularlos no en busca de decir la última palabra sobre el particular u obtener la obra definitiva, sino de proponer un nuevo matiz o, simplemente, un nuevo juego.

Magia a la luz de la luna  propone un discurso tan lúcido como el que Medianoche en París (2011) formuló a partir de las trampas de la nostalgia, pero esta vez menos redondo que aquella, y sin embargo da mucho que pensar. La mentalidad contemporánea detesta y arremete contra la irracionalidad de forma selectiva; sin embargo hay una clave interesante para su apertura a lo espiritual tachado a priori como “irracionalidad”, y es que cuando se ama da igual lo racional que el asunto sea, incluso Dios.

Sin embargo Woody Allen sigue sosteniendo “yo soy un ateo estricto y no creo en esas cosas. Tengo una visión freudiana del mundo. Una vez coincidí en televisión con Billy Graham, el gran evangelista, y estuvimos discutiendo acaloradamente. Me dijo: «Cuando yo muera, aunque Dios no exista, habré vivido una vida mejor que la suya». Y eso es lo triste, que tiene razón. Yo he llevado una vida muy triste, sin esperanza, aterrorizado, una vida sin significado. Sin posibilidades de que haya un Dios o una vida después de la muerte. Dentro de no mucho tiempo el Sol se consumirá y el Universo entero se esfumará”. O también: “hago cine para no pensar en la muerte”… pero sí piensa en la muerte en realidad. ¡El ateo Woody Allen se está planteando cuestiones serias!

MAGIA A LA LUZ DE LA LUNA****

Dirección: Woody Allen. Intérpretes: Colin Firth, Emma Stone, Marcia Gay Harden, Simon McBurney, Catherine McCormack, Eileen Atkins, Hamish Linklater. Género: comedia. EE UU, 2014. Duración: 97 minutos.


lunes, 17 de noviembre de 2014

FACTORIAL: FÁBRICAS DE CREACIÓN Y CULTURA PARTICIPATIVA (II)



Factorial es el título de las Jornadas sobre Fábricas de Creación que se han desarrollado recientemente en el Centro Fabra i Coats en Barcelona del 29 al 31 de octubre.

Particularmente me han interesado durante estas Jornadas  las dimensiones de las nuevas formas de cultura hoy en día y para el futuro. Nuestra era, o es participativa o no lo será. No se trata de constatar cómo las RSS –como canales rápidos y en tiempo real de expresión de la gente- deciden hoy políticas de publicidad y marketing, retiran productos o linchan gestores; ni siquiera de usar la dinámica participativa como una herramienta “estética”, o políticamente correcta en la era 2.0 para conseguir resultados, apoyos o financiación.

Se trata de darse cuenta del poder de la gente: the power of the people, que siempre lo tuvo, pero ahora más que nunca desea tener arte y parte, desea hablar. Y tiene derecho porque no sólo es destinatario o espectador: quiere ser protagonista. Las Fábricas de Creación son centros enfocados a ser incubadoras o viveros de creación, facilitando espacios de ensayo, estudios para artistas visuales y plásticos, equipos, tecnología y materiales de producción, además de mayor visibilidad con el apoyo de las instituciones culturales públicas o privadas. Las Maison Fòlie en Lille Metropole, o Spinnerei en Leipzig; o Matadero Madrid, el Centro Fabra i Coats y Hangar en Barcelona, El Faro en México DF, entre otros, son fábricas de creación con diferentes metodologías y planteamientos.



El análisis del rol de los equipamientos culturales: funciones, retos y carencias

En cuanto a la democratización de la cultura -que fue uno de los elementos debatidos en el tercer bloque del taller- Xavier Fina explica la democracia cultural como un concepto ascendente (que va de abajo hacia arriba); mientras que la democratización de la cultura sería entendido como un concepto descendente -de arriba hacia abajo, de los organismos o instituciones hacia la población de base-. "Ahora tomaré prestado un concepto que empleó el director del Museo de Historia de Cataluña, cuando habló de la dislocación de la escala: el hecho de que implica una mezcla, un contacto entre la democratización de la cultura y la democracia cultural. Que la escalera se rompa y que ambos elementos queden al mismo nivel", apunta. La perversión de este proceso sería la entropía. "El desorden que podría generarse en el momento de dejar de lado los dos valores", dice Fina.

Uno de los retos que tienen los equipamientos y agentes culturales es "conseguir que la ciudadanía se apropie de la cultura, de sus lenguajes y conceptos; que los haga suyos, que la cultura no les sea ajena". En este sentido, el retorno social se consigue si la ciudadanía hace suya esta apropiación conceptual de la cultura: si el ciudadano comprende e interacciona con los valores culturales. La perversión de este concepto sería la banalización de la cultura. "Hacer más fácil, amable y banal la cultura y sus lenguajes y conceptos, con el fin de llegar a más gente". El objetivo pasaría –entonces- para "conseguir esta apropiación cultural de la población sin renuncia al alto nivel, y combinándolo con pedagogía, educación y formación de las diferentes capas sociales".

El último concepto es el de transformación, "la capacidad de las fábricas de creación cultural de lograr un cambio social, una mayor toma de conciencia a nivel cultural, una capacitación de comprender lenguajes modernos y una transformación del individuo y de la sociedad" , define Xavier Fina. "Si estos agentes culturales no generan un cambio social, una transformación, más allá del impacto económico que tienen no sirven para nada. Debemos creer que la cultura debe servir para la transformación social ", subraya Fina. "Este elemento transformador es el más polémico, porque implica que los ciudadanos no tienen que decidir lo que se gesta en las fábricas de creación cultural. Félix de Azúa escribía en uno de sus últimos libros de ensayo que la máxima de la Democracia es el mercado. Y el mercado habla y dicta lo que quiere la gente. Genera unas necesidades. Si preguntamos a la gente qué contenidos quieren, la gente actúa y los compra. Ahora bien, transformar significa violentar, ser un poco déspota y programar contenidos que la gente en un primer momento no elegiría. Subir el nivel”.

Uno de los trampas donde podrían caer las fábricas de creación cultural sería el de convertirse en centros de grandes públicos. "Si queremos transformar, tenemos que profundizar un poco. No ofrecer sólo lo más fácil, lo que triunfa seguro; lo que quiere la gente". ¿Y su perversión? El mesianismo o el despotismo. "Hay que encontrar un equilibrio; un difícil equilibrio entre lo que quiere el público y lo que necesitaría el público para ser más culto. Hay que generar dudas, hurgar en la autoconciencia del ciudadano, profundizar en la forma en que tenemos los ciudadanos de tomar decisiones en nuestras vidas. La definición de ciudadano no debería ser 'la persona que paga impuestos; sino la persona que es capaz de pensar y decidir; tomar decisiones ".


Diferentes gestores culturales proponen la idea de crear comisiones de ciudadanos interesados ​​en la cultura que asesoren a los programadores culturales para encontrar un equilibrio entre lo que el público querrá ver y las opciones culturales de alto nivel intelectual.
FACTORIAL: FÁBRICAS DE CREACIÓN Y CULTURA PARTICIPATIVA (I)

Factorial es el título de las Jornadas sobre Fábricas de Creación que se han desarrollado recientemente en el Centro Fabra i Coats en Barcelona del 29 al 31 de octubre.

Particularmente me han interesado durante estas Jornadas  las dimensiones de las nuevas formas de cultura hoy en día y para el futuro. Nuestra era, o es participativa o no lo será. No se trata de constatar cómo las RSS –como canales rápidos y en tiempo real de expresión de la gente- deciden hoy políticas de publicidad y marketing, retiran productos o linchan gestores; ni siquiera de usar la dinámica participativa como una herramienta “estética”, o políticamente correcta en la era 2.0 para conseguir resultados, apoyos o financiación.

Se trata de darse cuenta del poder de la gente: the power of the people, que siempre lo tuvo, pero ahora más que nunca desea tener arte y parte, desea hablar. Y tiene derecho porque no sólo es destinatario o espectador: quiere ser protagonista. Las Fábricas de Creación son centros enfocados a ser incubadoras o viveros de creación, facilitando espacios de ensayo, estudios para artistas visuales y plásticos, equipos, tecnología y materiales de producción, además de mayor visibilidad con el apoyo de las instituciones culturales públicas o privadas. Las Maison Fòlie en Lille Metropole, o Spinnerei en Leipzig; o Matadero Madrid, el Centro Fabra i Coats y Hangar en Barcelona, El Faro en México DF, entre otros, son fábricas de creación con diferentes metodologías y planteamientos.

La antigua fábrica Fabra i Coats, convertida en Centro y Fábrica de Creación, Barcelona

Intervenciones de personalidades del mundo cultural como la del broker cultural Colin Hicks, cuya tarea consiste en poner en contacto diferentes personas para crear proyectos culturales interdisciplinarios. Asesora particulares, gobiernos, empresas y su idea pasa por "escuchar diferentes conversaciones y hacer de puente entre personas que no tendrían la oportunidad de conocerse". El consejo que da a los emprendedores culturales es que piensen bien su estrategia y que actúen sin miedo. "Hay que atreverse a hacer, además de pensar".

También ha pasado por Factorial la gestora cultural Lillian Fellman, procedente de los Países Bajos,  directora de Programas y Desarrollo de recursos de una red global de residencias para artistas que acoge organizaciones e iniciativas culturales, ResArtis. ¿Hacia dónde habría que encaminar las políticas culturales? Fellman lo tiene claro: "La cultura debería seguir sus líneas básicas de acción y objetivos, sin depender excesivamente de las grandes corporaciones".

El sueco Patrick Liljegren es director del Departamento de Estrategias Culturales en Estocolmo subrayaba uno de los grandes éxitos que ha tenido su forma de gestionar la cultura. "A la hora de pedir una subvención para un proyecto o iniciativa cultural, la burocracia se reduce a rellenar un formulario y contestar 5 preguntas. Un comité evaluador que tiene expertos en diferentes áreas (artes escénicas, literatura, música) verifica los puntos y adecua el nivel de exigencia al importe solicitado. De esta manera todo es más ágil y generamos dinámicas culturales interesantes ".

El retorno social de la cultura

En cuanto al retorno social de las fábricas de creación y de otras propuestas culturales, según Xavier Fina, director de ICC Consultors, hoy surge el problema de cómo conjugar aspectos como la proximidad (conseguir el fomento de participación de una amplia base de la población en los equipamientos culturales) y la excelencia (conseguir difundir y promocionar la alta cultura).

Pero cuando buscamos la excelencia nos estamos refiriendo al concepto de exigencia, porque la excelencia tiene que ver con un resultado determinado que debe ser excelente. Pero la perversión y el peligro de determinadas prácticas culturales es la autorreferencia. "¿En qué basamos la exigencia? Qué consideramos que es bueno o válido? Lo que nosotros y nuestro círculo consideran que tiene un buen nivel. Nosotros somos los que ponemos el nivel de exigencia y nos referimos a este nivel. Y determinadas prácticas o resultados son considerados como buenos para determinado colectivo o círculo de personas les valida". El peligro es, según Fina, caer en la autorreferencialidad. "En el ámbito de la cultura el círculo es muy pequeño y puede pasar que un colectivo se crea fantástico para que los de su mismo círculo así lo consideren. Si entre todos nos autorreferenciamos, se pierde el concepto de exigencia. Por lo tanto la exigencia debería implicar un componente externo, o un juez fuera del círculo evaluado".

El segundo concepto parte de la idea de laboratorio. "Las fábricas de creación son un laboratorio que debe servir para innovar, para crear". Pero esta idea de laboratorio podría implicar el problema de la endogamia. Aquí se localizaría la segunda perversión: "algo que nos ayudaría a superar el dilema entre dirigirnos más hacia la esfera de la excelencia (y la programación de eventos y contenidos quizá más impopulares, pero que suban el nivel cultural del total de la población); o bien, hacia la proximidad (sacrificando una parte de la alta cultura, pero consiguiendo llegar a más capas de la sociedad) sería la idea de proceso : importa más el camino -el proceso- que los resultados ", introduce Xavier Fina. Pero podríamos encontrarnos de nuevo con otra perversión en este sentido: la improductividad. "Si estamos gestionando un espacio público tenemos que presentar resultados, aunque sean provisionales -o aunque se publiquen cada cierto tiempo-".

En cuanto a la cultura desde las diferentes esferas de lo público y lo privado, Fina destaca que "lo público" se relaciona con "lo común" y que la perversidad de la cosa común es incluirla dentro del apartado del ente corporativo. Y dentro del mismo punto, cuando se habla de eficiencia -que implicaría una mejora y una no malversación de recursos- "esta eficiencia si se pervierte se convierte en recortes sociales y culturales".


Por último, hay una apertura "conceptual, física y psicológica" de los centros culturales. "Una fábrica de creación ha de abrirse al mundo. No puede ser que sólo se invite a entrar los agentes que saben dónde van y por qué van". ¿El lado oscuro de la no apertura? "La selección. La selectividad: estos sí y otros no. La creación de élites. El elitismo ", apunta Fina.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

VIVIR SIN PARAR/BACK ON TRACK*****


Saber envejecer es un reto hoy en día, más que en otras épocas porque la esperanza de vida es mayor, la precariedad laboral motiva un gran número de pre-jubilaciones, se abren interrogntes sobre la cuestión del cuidado y la dependencia, y simplemente: la pirámide poblacional se ha invertido, ganando los mayores por goleada. Una película positiva e inteligente, con grandes golpes de humor y de drama. ¡¡Yo quiero ser como tú Paul Averhoff, y como tu mujer y socia Margot!! Una muestra de actitud libre y ligera ante la vida, de superación personal, de lucidez y de lucha por conseguir tus propios sueños: a cualquier edad. Una historia del heroísmo de no rendirse que toca el corazón. 

             Dieter Hallervorden es Paul Averhoff en "Vivir sin parar"

El próximo 14 de noviembre Karma Films estrena en cines españoles la película Vivir sin parar/Back to track, una historia vitalista y positiva dirigida por el cineasta alemán Kilian Riedhof y protagonizada por Paul Averhoff (delicioso y magnífico Dieter Hallervorden!), un corredor de maratón profesional ya jubilado que se resiste a aceptar que una vez cumplidos los 70 ya no queda más opción que rendirse a una vida monótona y aburrida en una residencia de ancianos, junto a su mujer Margott (insustituible Tatja Seidt). Hallervorden es un reputado actor cómico alemán, toda una leyenda en la industria del entretenimiento en su país, que con su interpretación ganó el premio al Mejor Actor en los German Film Awards. Se preparó con intensidad para su papel de Paul Averhoff perdiendo peso, cuidando su alimentación y haciendo ejercicio regularmente para demostrarse a sí mismo, igual que el personaje al que interpreta en Vivir sin parar, que podía enfrentarse a su edad a un reto físico como éste con éxito.

"Siempre hacia adelante" y "Somos como el viento y el mar", son los lemas de Margot (Tatja Seidt), entrenadora personal, socia y esposa

Vivir sin parar es un ejemplo de superación personal, una muestra de lucha por conseguir tus propios objetivos derribando barreras supuestamente impuestas por la edad o los prejuicios de los que nos rodean. Y de cómo también influye nuestra actitud positiva en otros, como el eco que despierta resonancias en muchos otros. Paul Averhoff fue una leyenda como corredor de maratón. Incluso ganó la medalla de oro en las Olimpiadas de Melbourne en 1956. Pero los días de gloria han pasado. Sienten los achaques, y Margot necesita asistencia médica por su delicada salud, aunque sus ganas de vivir y su capacidad de empatía están intactos. Ahora tienen más de 70 años y vive con su esposa Margot en un hogar de ancianos donde para entretenerse solo puede elegir entre el coro o las clases de manualidades. Y francamente, están hechos para mucho más.

                    Paul Averhoff corre el Maratón de Berlín

Paul -siempre junto a Margot y sólo con su apoyo- decide correr, que es lo que sabe hacer mejor. Y no sólo como terapia: el deporte reúne para él muchos ingredientes de oxigenación, eliminación de toxinas y superación de retos: se calza sus viejas zapatillas, 
se somete a las exigencias de su coacher y entrenador Margot -como en los viejos tiempos- , y ante el asombro de compañeros y cuidadores empieza a correr a diario por el parque de la residencia dispuesto a prepararse para la maratón de Berlín y repetir viejas hazañas. Con su empeño y su energía revitalizadora consigue el apoyo incondicional de "casi" todos sus vecinos de residencia. Pero las circunstancias, y otras dificultades propias de su edad le harán caer en una gran depresión y tendrá que buscar fuerzas para recuperar la ilusión, alcanzar su objetivo y cumplir la promesa que ha hecho a Margot.



Kilian Riedhof (Homevideo) dirige este drama de ficción, que como la vida, está lleno de de notas de humor que nos hacen reflexionar sobre la etapa final de nuestras vidas y cómo enfrentamos a ella, al paso de los años o a los obstáculos y limitaciones que nos vamos encontrando a nuestro paso. La película, contada desde una perspectiva absolutamente optimista, está protagonizada además de Dieter Hallervorden, un gran número de reconocidos actores del panorama cinematográfico alemán como Tatja Seibt (This is Love) en el papel Margot Averhoff, Heike Makatsch (Love Actually) en el papel de su hija Birgit Averhoff, Frederick Lau (Oh Boy) en el papel del joven auxiliar Tobías y Katrin Sass (Goodbye Lenin!) en el papel de Rita Müller, una de las enfermeras de la residencia. 


VIVIR SIN PARAR*****

Título original: Back on track. Director: Kilian Riedhof. Guión: Kilian Riedhof, Marc Blöbaum. Intérpretes: Dieter Hallervorde, Tatja Seidt, Heike Makatsch,Frederick Lau, Katrin Sass, Otto Mellies. Fotografía: Judith Kaufmann. Música: Peter Hinderthur. Montaje: Melanie Margalith. Productores: Bernhard zu Castell, Magdalena Psosteder, Boris Schonfelder. País: Alemania. Año: 2014. Género: Drama. Público: Todos  

martes, 11 de noviembre de 2014

NUNCA ES DEMASIADO TARDE/STILL LIFE


Un pequeño cuento sobre el individualismo de nuestra época llevado al extremo: cada vez hay más gente que muere sola.


Durante 22 años la vida del calmado y aislado John May, funcionario, ha sido trabajar para el consejo local del sur de Londres buscando a los familiares de los que han fallecido en paz. Trata de cara a cara con la muerte, con una carga de humanidad que no encuentra en las personas que conocieron alguna vez a los fallecidos. Los cuida a su manera. Se involucra más allá de su deber.

                   Eddie Marsan es John May

Pero en esta era de la "eficiencia", la meticulosidad de John ya no se considera un activo y su nuevo jefe hace que su trabajo sea completamente superfluo, haciéndole notar la carga de gastos que supone su sueldo y los gastos que origina para dar sepultura digna a los que mueren sin allegados. Pero le manda una última misión, encontrar a los familiares de un vecino que ha sido hallado muerto en su piso, y del que dieron cuenta los vecinos a las autoridades por el olor, Billy Stoke.


Este último caso va a hacer probar a John la vida, lo imprevisible. Poco a poco va uniendo piezas de la vida de Billy metódicamente, donde descubre rebeldía, desventuras, amor y arrepentimiento... y encuentra una pieza fundamental para él, la hija a la que Stoke abandonó, Kelly. Cuando John y Kelly se conocen se sienten naturalmente atraídos el uno por el otro y poco a poco su amistad les va abriendo infinitas posibilidades de vivir.


Una película interesante del sobrino de Visconti, Uberto pasolini, que aunque algo lenta, posee una magnífica interpretación de Eddie Marsan, y una fotografía (Stefano Falivene) que recuerda a la de Kaurismaki en Le Havre, que concentra su luz en la humanidad de los personajes.


Nunca es demasiado tarde***

Título original: Still Life. Director: Uberto Pasolini. Guión: Uberto Pasolini. Intérpretes: Eddie Marsan, Joanne Froggatt, Karen Drury, Andrew Buchan, Neil D’Souza, David Shaw Parker, Michael Elkin. Música: Rachel Portman. Fotografía: Stefano Falivene. Productora: Coproducción Reino Unido-Italia; Redwave Films / Embargo Films. País: Gran Bretaña-Italia. Año: 2013. Duración: 90 min. Género: Drama. Público: Adultos. 

viernes, 24 de octubre de 2014

LA SAL DE LA TIERRA, ÚLTIMA ENTREGA DE DE WIM WENDERS

Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado dirigen esta película estrenada en el 62 Festival de Cine de San Sebastián, en la sección Perlas, y donde fue Premio Especial del Público. También logró el Premio Especial de la sección Un Certain Regard de Cannes 2014.


Durante los últimos 40 años, el economista y fotógrafo Sebastião Salgado ha dedicado su vida a viajar a través de los continentes, siguiendo los pasos de una humanidad que no ha dejado de cambiar. Su mirada es una mirada humanista e implicada en los problemas sociales más candentes de nuestro mundo actual. Ha sido testigo de algunos de los acontecimientos más relevantes de la historia reciente: conflictos internacionales, hambre y éxodos. Ahora, ha decidido embarcarse en el descubrimiento de territorios originarios, intactos desde la Génesis del mundo, de flora y fauna salvaje y grandiosos paisajes, como parte de un gigantesco proyecto fotográfico que rinde tributo a la belleza de nuestro planeta. La vida y obra de Sebastião Salgado nos es revelada por su hijo, Juliano, que le acompañó en sus últimos viajes, y por Wim Wenders, cineasta y también fotógrafo.


La Sal de la tierra es la segunda película-documental de Wim Wenders, una de las figuras más importantes del "Nuevo cine alemán" de los años 70. En 1975 fundó su propia productora, Road Movies, con la que ha logrado importantes innovaciones en el arte de la narrativa cinematográfica. Para esta nueva incursión, nos muestra su amor por la fotografía y vuelve al género documental tras el exitoso Pina (también presentado en el 59 Festival de Cine de San Sebastián y en Berlín en 2011)

El documental entrecruza la vida y la obra de Sebastiao Salgado con su observación consciente y denunciadora de la condición humana hoy, a la vez que despliega una cercanía y hermandad a cada hombre, a cada mujer, que son los pobladores y la sal de la tierra. Es un magnífico comunicador. Reúne documentación audiovisual y gráfica de sus reportajes más recientes, como el titulado "Génesis" (recientemente visto en la exposición de CaixaForum)con el que pretendía descubrir y capturar las partes del mundo que aún no han sido arrasadas por la  moderna civilización, tal y como existen desde la creación. Un viaje a través de las tierras vírgenes como la isla de Wrangel en Siberia, la Papúa occidental, o el increible Pantanal en Brasil, en el que además se presentará a los privilegiados habitantes de estas zonas que desconocen lo que es el bullicio de la ciudad. 

                Sebastiao Salgado en Papúa Occidental


Pero también aparecen sus impresionantes series de fotografías sobre la constante actividad del ser humano, sin obviar la dureza del mundo del trabajo: "Workers", los paisajes, la ecología y la sostenibilidad en "Terra", la emigración forzada en "Éxodos", o los retratos de diferentes miserias humanas, como la situación de Kuwait durante la Guerra del Golfo, y los estremecedores hechos de Ruanda y el Congo. Leila, su esposa, es inventora e inspiradora de muchos de sus temas de investigación y trabajo, y en el documental vemos cómo Juliano estudia la obra de su padre que elaboró a lo largo de 8 años, avivando la fría y distante relación mantenida hasta el momento, realizando con él sus últimos viajes, revelándonos su vida y su obra junto con Wim Wenders, también fotógrafo. Esta experiencia ha supuesto retomar el vínculo afectivo familiar con la ayuda de una naturaleza que resguarda tribus y criaturas aisladas de nuestro mundo de caos y destrucción. 

      Juliano Ribeiro Salgado y Wim Wenders con el equipo de rodaje en Brasil

Durante los últimos 40 años, el fotógrafo Sebastião Salgado ha viajado por los cinco continentes siguiendo los pasos de una humanidad en constante cambio. Ha sido testigo de algunos de los acontecimientos más destacados de nuestra historia reciente: conflictos internacionales, hambrunas y éxodos. Recientemente se ha embarcado en el descubrimiento de territorios vírgenes con flora y fauna salvaje, y de paisajes grandiosos como parte de un gigantesco proyecto fotográfico que es un magnífico homenaje a la belleza de nuestro planeta. 

Las dos horas de metraje de La Sal de la Tierra están llenas de pasión, de un sentimiento muy fuerte por cada una de las personas retratadas y por transmitir emoción en cada imagen. Cualquiera que vea este documental, saldrá sobrecogido ante el poderío de los paisajes que se nos muestran, y también impresionado ante los horrores que nos relata el fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado: nos hace saber que hay sufrimiento concreto de personas concretas en cualquier lugar del mundo.

            Retrato de mujer tuareg ciega. Sebastiao Salgado

Rostros humanos mirando a la cámara, suplicando ayuda; rostros de la desesperación y del miedo. Los ojos de esas personas gritan socorro sin que nosotros podamos hacer nada. Esta es la cruda visión negativa del hombre cuando se comporta como el animal más peligroso, como un destructor de todo, como un ser violento y cruel que atenta contra su propia especie.

Un documental esperanzador a pesar de constatar la miseria moral y las paradojas de los conflictos mundiales, que vale la pena saborear porque también es un canto a la dignidad del ser humano y de la naturaleza como entorno que hay que cuidar y respetar.
Además de director y productor, Wenders es también fotógrafo, habiendo publicado numerosos libros de fotografía. Es miembro fundador y presidente de la Academia de Cine Europeo. Juliano Ribeiro Salgado ha realizado varios cortometrajes y documentales para televisión. Nauru, una isla a la deriva (2009) fue seleccionado, entre otros, por Hot Docs (Toronto) y Festival dei Popoli (Florencia). The Salt of the Earth logró el Premio Especial de la sección Un Certain Regard de Cannes 2014.
THE SALT OF THE EARTH/LA SAL DE LA TIERRA*****

Dirección: Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado. Guión: Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado. Reparto: Sebastiao Salgado. Fotografía: Hugo Barbier y Juliano Ribeiro Salgado. Nacionalidades: Brasil, Francia y Italia Año:  Fecha de estreno: Duración: 109 min. Género: Documental. Color o en B/N: Color.