Un corrupto tiene su génesis. En un momento dado, comienzan las componendas, las mentiras y las miserias encadenadas. En "El fraude" (Arbitrage), tenemos por fin una película con multitud de preguntas éticas valientes. Varios relatos se entrecruzan: un “patriarca” financiero que únicamente se mueve por la presión de hacer sobrevivir el éxito, su imagen de éxito ante todos, utilizando a las personas de forma execrable para salvar su imperio, su ego y su doble vida; y los relatos de la rebelión de las personas a las que va catapultando al infierno.
Robert Miller (Richard Gere) es un magnate neoyorquino con evidentes resonancias y referencias a Madoff, en un mundo que aunque sea doloroso -por fin- ha estallado el sistema de bluff y de corrupción generalizado que contamina las finanzas y las vidas de tantos. Al final, todo estalla porque nada encaja y se construye sobre el abuso. Miller, el día de la víspera de su 60 cumpleaños, parece el perfecto retrato del éxito americano en los negocios y en la vida familiar. Pero está con el agua al cuello, desesperado por completar la venta de su imperio a un gran banco antes de que quede expuesto un fraude -de 450 millones de dólares, nada más y nada menos- que ha cometido y que solo conocen tres o cuatro personas.
El abismo llama al abismo. Los fraudes y componendas en su negocio y en su vida se multiplican. Luchando para esconder este secreto a su fiel mujer Ellen (Susan Sarandon) y a su brillante hija y heredera Brooke, Miller también está manteniendo un romance con una artista francesa, Julie Côte (Laetitia Casta). Justo cuando se dispone a deshacerse de su problemático imperio con engaño en auditorías, favores para hacer callar, órdagos a sus compradores, algo se le va de las manos. Ocurre “algo”, así: considerado como cosa, objeto, cuando es un homicidio. Gere expresa con convicción la tremenda angustia ante lo inesperado y descontrolado en un hombre experto hasta la exasperación en controlar absolutamente todo y habitualmente sometido a la presión de sus enjuagues mentales y de la construcción y reconstrucción de mentiras en todo lo que toca.
Se trata de un sangriento e inesperado error que le obliga a hacer malabares con la familia, los negocios y el crimen con la ayuda de Jimmy Grant, un fantasma de su pasado. En los peores momentos se reconoce la catadura moral y la consistencia humana y personal de alguien. Miller nunca se ha preguntado por la ética, la pregunta sobre si lo que puedo hacer lo debo hacer, simplemente no la conoce. Miller se ve obligado a enfrentarse a los límites de su doble y triple moral.
Los personajes cercanos a Miller demuestran tener distancia sobre las cosas que le importan a él, y emiten juicos certeros. Por muchos lazos familiares, personales, deudas del pasado, la verdad resplandece y ha de resplandecer a todos los niveles, por mucho o poco poder que tenga el que actúa.
Arbitrage (El fraude) es una gran película muy bien construida y magnífica dirección de actores, veteranos que brillan por sí mismos y han creído en la necesidad de mostrar esta historia de dilemas éticos. El director Jarecki es un joven con talento y con mucha vida por delante, supone el debut en el largometraje de ficción del que saltó a la fama gracias a su libro Breaking In: How 20 Film Directors Got Their Start, un best-seller publicado en 2002. Ha dirigido también el documental The Outsider (2005), ha escrito la adaptación para la pantalla de la novela de Bret Easton Ellis The Informers (Los confidentes, 2008) y ha producido el documental de James Toback Tyson (2008), que obtuvo un Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes en 2008.
EL FRAUDE****
Título original: Arbitrage. Director: Nicholas Jarecki. Guión: Nicholas Jarecki. Producción: Laura Bickford, Kevin Turen, Justin Nappi. Fotografía: Yorick Le Saux. Montaje: Douglas Crise. Música: Cliff Martinez. Intérpretes: Richard Gere, Susan Sarandon, Tim Roth, Laetitia Casta, Brit Marling. Duración: 106 min. País: EE.UU. Género: Drama.
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