Queso de cabra y tÉ con sal
Muy Buena.
Crítica
Todos los públicos.
El subtítulo de esta gran película es “una historia de
Mongolia”. Un breve cuento de hoy en un lugar recóndito donde la supervivencia
es vista a través de los ojos de un niño, con una fotografía que sobrecoge, y
donde los ecos del documental tan premiado “La pesadilla de Darwin” (2004) de
Hubbert Sauper, están presentes.
En una provincia en medio de la estepa mongola, Amra, de 11
años, vive una vida nómada tradicional con su madre Zaya, su padre Erdene y su
hermana pequeña Altaa. Mientras Zaya cuida del rebaño de cabras, Erdene trabaja
como mecánico y vende el queso casero de Zaya en el mercado local. Su pacífica
rutina se ve amenazada por la invasión de empresas mineras internacionales, que
excavan en busca de oro y devastan el hábitat natural, además de olvidar que la
riqueza local pertenece a su comunidad y no a su depredador extranjero. Erdene
es el líder de los últimos nómadas que se oponen a ellas, y trata de unirse y
convencer a sus compañeros de que no acepten las indemnizaciones que las
empresas han ofrecido.
Amra está creciendo en la estepa de Mongolia entre la vida
de pastor y videos de YouTube. Sus esperanzas y sueños giran en torno a actuar
algún día en el escenario en "Mongolia's Got Talent". Sin embargo, la
lucha contra la explotación por parte de las empresas mineras de oro y la
campaña por un entorno viable pronto desafiarán los eclécticos talentos del
niño.
El hilo de la historia es la letra de una canción tradicional
mongola, curiosamente un hilo de oro.
Magnífico retrato familiar, de la vida sencilla, de las
convicciones firmes, de la huella y de la ausencia. De la iniciación de un niño
de golpe en la vida adulta, y de sus fortalezas.